Sabes que has entrado en un lugar original en cuanto atraviesas la puerta de Taberna Marzéah. Cocina de identidad y temperamento servida por un grupo de provocadores de alegría.
#deChefaChef Este restaurante ha sido recomendado por Edu Collado, chef del restaurante Egun-On. Apúntate a nuestra newsletter y te seguimos contando esta ruta de restaurantes recomendados por los chefs de Madrid.
Taberna Marzéah
«Reunirte con los amigos» es una de las patas importantes de la filosofía que se respira en Marzéah. Una palabra fenicia que significa «fiesta alrededor de la mesa y reunión entre amigos». Marzéah es un rito funerario pagano que celebraba la vida y la muerte. Hablamos del siglo VI a.C. cuando ya les parecían importantes este tipo de cosas.
Marzéah es un viaje a Asia y al Medio Oriente, agarrado al recetario español, de la mano de «Chichi», el cocinero, bautizado como Sergio Guijarro (En la imagen de portada), que practica el free style culinario con más criterio de Madrid… Lleva un año cocinando en la Plaza de Cataluña, mientras su cabeza y corazón palpitan a ritmo de salsa para imaginar un kubac de callos o un bocata de badabum.
«Trabajamos desde la tradición de la cocina española, para darle una vuelta y transformar las recetas con productos del mundo», explica Chichi.
Una pared de azulejo verde oscuro ejerce de tramoya para el espectáculo gastronómico. Una barra donde suceden cosas, con conexión visual a la cocina, y mucha cerveza y vinos naturales. Suena buena música y toda la luz de Chamartín entra por un gran ventanal para iluminar la otra parte de la taberna, donde las mesas altas acomodan amigos y comensales con cara de WOW, mientras prueban la propuesta de la cocina de Marzéah.
Los platos de Marzéah
El steak tartar de lomo bajo (6€ und.), se sirve sobre un rollito primavera de col fermentada y pasta de camarón al wok, con una hoja de lechuga, estilo saam; el bao de panceta (7€) al estilo Momofuku-New York; su arroz salteado (12€), los tacos de carrilleras (11€) y sus callos… La estructura de la carta es un guión que comienza con rollitos, gyozas o el espectacular dimsum de morro y manitas con tartar de gamba de Huelva, por ejemplo… Y continúa con guisos como el ramen madrileño (16€), lentejas al mole poblano y papada ahumada (12€) o su hamburguesa crispy (8€). Todo muy rico, bien compensado de picante y equilibrado en la mezcla.
Cerveza artesanal y vinos naturales
En Marzéah se declaran «mahouistas convencidos», pero además, hacen una APA personalizada y etiquetada, con tonos cítricos, muy rica, que sirven en taza de barro… Y en su bodega, también encontramos vinos jóvenes y naturales de Orlando Lumbreras.
La música inspira su alma underground, como lo hacen sus proveedores de confianza, la temporada y los mercados. Marzéah consigue que el buen rollo sea una verdad importante en la experiencia de comer y beber junto a un equipo que sonríe y sabe lo que hace, pese al riesgo que asumen en su recetario tan personal.
La «parroquia molongui»
Todo lo que haga falta en una mesa para alcanzar instantes de alegría es su objetivo, tanto en su cocina, como en la barra o en la sala. Una finalidad defendida desde un buen trabajo lleno de genio e identidad para reunir en comunión a una «parroquia molongui, que es lo que buscamos», me aclara el chef.
El Luisitio
El Luisito es un gran bocado y también un homenaje de Marzéah a dos de sus proveedores: la pastelera Ida y Luis Alcázar, de Black, Pepper and Co «El señor de las especias».
Se trata de un bocadillo de hojandre con curry vadouvan de carne y ensalada griega tzatziki.
La pastelera
¿Y de postre?… «No tenemos café, ni televisión, ni tragaperras», comenta ufano Chichi… Pero si que colaboran con Ida, una gran pastelera que firma su trabajo como «Las tartas de María Antonieta«.
Taberna Marzéah. Está en la Plaza de Cataluña. Calle Príncipe de Vergara 202. Tienen terraza aclimatada.