El verano pasado se inauguraba el restaurante Candela y lo hacia en un Madrid estremecido, pero con la necesidad de agarrarse a certezas de tiempos mejores en los que volver a disfrutar. Candela es uno de esos refugios llenos de magia, donde la ilusión y la experiencia de un gran equipo suman como un ingrediente más.
Un fachada pequeña, con una cómoda terraza, esconde a un buen cocinero gallego que va al mercado a diario para traer el mejor producto posible. Se llama Pedro González y solo hace falta probar sus langostinos en tempura para darte cuenta de que trabaja con franqueza y cariño a su profesión. Sabor, textura y elaboraciones caseras componen esa ecuación fundamental para que cualquier restaurante se quede en tu memoria.
En sala, Juan e Inma, consiguen que el ritmo de servicio se convierta en un vaivén de disciplinas que además, aderezan con simpatía y buena conversación, otra de las claves para apuntarse este restaurante en la agenda.
Una carne de primera espera sobre un lecho de hielo frappe a que Juan mezcle con paciencia la yema de huevo, con la mostaza, la pimienta, … y el resto de los ingredientes necesarios para darle el toque perfecto al steak tartar de Candela. (imagen de portada). En la carta, chacinas de ibérico, croquetitas de jamón melosas y sabrosas, langostinos y trigueros en tempura con una elegante y vigorosa salsa kimchi, micuit de oca caramelizado, pulpo a la brasa, tortilla de Betanzos o salmorejo cremoso, entre otros platos muy bien cocinados.
La ensaladilla rusa merece este párrafo aparte. Una ligazón perfecta, con sabor, producto y aliño que le dan un buen equilibrio. Y de pronto la sorpresa, los langostinos de primera van acompañados de unos tomatitos cherry macerados en albahaca consiguen ese punto de sorpresa y gusto exquisito.
Ensaladas de verano y arroces bien ejecutados dan paso a los platos principales. Rape a la bilbaína, callos a la madrileña, entrecot de vaca vieja, guiso de rabo de toro al estilo cordobés pero sin harina (no gluten), el espectacular tomahawk, bacalao la pil pil o el sam (montadito) de papada ibérica cocinado a baja temperatura.
Los postres están protagonizados por la torrija de brioche con chocolate blanco o la tarta de queso estilo Donosti.
Platos tradicionales de mercado, en manos de una cocina de largo recorrido que propone sabor y materia prima desde elaboraciones mimadas para ver disfrutar a sus comensales.
Además, el restaurante Candela tiene dos barras, con una buena selección de destilados, una bodega en pleno crecimiento, muy bien enfocada, y dos reservados.
Nos vemos en el Restaurante Candela.