En la década de 1950, la ciudad de Madrid se convirtió en el refugio de una de las estrellas más grandes de Hollywood: Ava Gardner. La actriz, conocida como «el animal más bello del mundo», llegó a la capital española en busca de una vida alejada del bullicio de la fama y las tensiones de su vida personal. Su estancia en Madrid dejó una huella imborrable, tanto en la ciudad como en quienes la conocieron.
Ava Gardner en Madrid
Ava Gardner llegó a Madrid en 1954, en plena cúspide de su carrera. Había alcanzado el estrellato en Hollywood con películas como Mogambo (1953) y La Condesa Descalza (1954), pero su vida personal estaba marcada por la turbulencia. Su matrimonio con el famoso cantante Frank Sinatra estaba en crisis, y Gardner buscaba un escape de la presión de los medios y de las expectativas de la industria cinematográfica.
Madrid ofrecía lo que Ava necesitaba: anonimato, libertad y una cultura que la fascinaba profundamente. Se instaló en un apartamento en la calle Doctor Arce, en el barrio de Chamartín, una zona tranquila que le permitía disfrutar de la ciudad sin ser constantemente asediada por los paparazzi.
Una vida de pasión y libertad
En Madrid, Ava Gardner encontró una segunda juventud. Se enamoró de la ciudad, de su gente y, especialmente, de su vida nocturna. Los madrileños la acogieron con admiración, pero también con una naturalidad que le permitió sentirse como una más. Era habitual verla en los tablaos flamencos, donde quedó fascinada por el arte y la pasión del flamenco, llegando a trabar amistad con grandes figuras del género, como Lola Flores y Antonio «El Bailarín».
Uno de los lugares más emblemáticos de su vida madrileña fue el restaurante «Corral de la Morería», un mítico tablao flamenco que Gardner visitaba con frecuencia. Allí, entre copas de vino y el sonido de la guitarra, la actriz vivió algunas de sus noches más memorables. Madrid se convirtió en su santuario, donde podía disfrutar de la vida sin las ataduras de Hollywood.
Amores y amistades
El amor y la pasión nunca estuvieron lejos de la vida de Ava Gardner, y en Madrid no fue la excepción. Se la vinculó sentimentalmente con varios toreros, como Luis Miguel Dominguín y Mario Cabré, quienes la introdujeron al fascinante y peligroso mundo de la tauromaquia. Gardner asistía a las corridas de toros en Las Ventas, cautivada por la mezcla de arte y riesgo que representaba la fiesta brava.
Además de sus romances, Ava Gardner también cultivó amistades profundas en Madrid. Entre sus amigos más cercanos estaban el escritor estadounidense Ernest Hemingway, con quien compartía su amor por España, y el cineasta Luis Buñuel, quien la admiraba tanto como artista como por su espíritu libre.
Un icono en Madrid
Con el paso del tiempo, Ava Gardner se convirtió en un ícono de Madrid. La actriz vivió en la capital española durante más de una década, y su presencia marcó una época dorada en la ciudad. Aunque seguía participando en películas, su vida en Madrid era más relajada, disfrutando de la cotidianidad y la cultura española.
Incluso después de dejar Madrid en la década de 1960, su leyenda continuó viva en la ciudad. Los madrileños recuerdan a Ava Gardner no solo como la estrella de Hollywood, sino como una mujer que hizo de Madrid su hogar, y que se dejó llevar por el encanto y la libertad que la ciudad ofrecía.
El legado de Ava Gardner en Madrid
Hoy en día, el recuerdo de Ava Gardner sigue presente en Madrid. Se le rinde homenaje en rutas turísticas que recorren los lugares que frecuentaba, y su vida en la capital ha sido motivo de libros y documentales. La actriz encontró en Madrid una conexión especial que pocos lugares pudieron ofrecerle, y la ciudad la adoptó como una de las suyas.
Ava Gardner, la diva que conquistó Hollywood, también conquistó Madrid. Su paso por la capital dejó una estela de glamour, libertad y pasión que aún se respira en las calles que alguna vez fueron testigos de su presencia. Madrid nunca olvidó a Ava, y Ava nunca olvidó a Madrid.
