La palabra enoturismo se queda pequeña para describir un viaje a La Rioja. Es obvio que la elección de una escapada a la tierra del Ebro y sus siete valles está siempre motivada por el vino, pero es la esencia y la sensibilidad de un pueblo y su geografía la que arropa al viajero y le hace disfrutar de paisajes, historia, gastronomía y grandes momentos de ocio. Estamos en la Sonsierra riojana, a poco más de tres horas de Madrid.
Visitar Hacienda López de Haro, en San Vicente de la Sonsierra, y recorrer las calles de Logroño es un viaje al planeta donde hombres y mujeres guardan y comparten el legado de la vid de una tierra privilegiada.
Escapada a La Rioja
Impresiona ver cómo la Sierra de Cantabria doma los vientos fríos del norte para mecerlos sobre los viñedos con la temperatura y la humedad adecuada para el cultivo de la vid. Mientras, el río Ebro y sus afluentes, recorren los valles como guardianes de un tesoro.
A los pies de San Vicente de la Sonsierra está Hacienda López de Haro, una bodega que elabora vinos artesanales desde viñedos centenarios, logrando una variedad y calidad que le otorga identidad y personalidad propia.
Castillos medievales despuntan en pequeñas colinas desde donde contemplar los meandros del Ebro y puentes romanos. Un paseo por el viñedo nos lleva hasta el conjunto arqueológico de Santa María de la Piscina, donde las rocas descubren el pasado viticultor de La Rioja de la Sonsierra, con calados o lagares rupestres del siglo V, esculpidos en la piedra y rodeados de sarcófagos que forman necrópolis de otra época.
Los romanos remontaron el río Ebro para dejar en La Rioja cepas, además de almendros y olivos. Muchos años después, los franceses legaron su método bordelés, acuciados por la filoxera, en busca de uva sana.
El viajero ya ha disfrutado de castillos, senderismo y naturaleza, además de la fabulosa sensación de evasión. La historia de la Sonsierra riojana captura al visitante.
Hacienda López de Haro
Pero hay que catar y dejarse llevar por los que elaboran el vino, por esas personas que nacieron con el ADN Rioja y en su función de anfitriones, derrochan la satisfacción de compartir su historia.
Richi Arrambarri, CEO de Vintae, llamó a su bodega con el nombre del riojano que fundó la ciudad de Bilbao y a su lado, quiso tener a un gran enólogo como Raúl Acha. Además, 110 hectáreas de viñedo propio y más de 3 millones de botellas al año de vinos que recorren el mundo contando su interpretación de Rioja.
Hablamos de vinos de perfil clásico actualizados, donde la frescura y la fruta ponen a la gama de vinos de López de Haro en nuestro tiempo bajo la consigna: «son fáciles de beber».
- Su vino blanco, de variedad Viura, con tres meses de barrica, es un excelente declaración de amor por la viticultura de la región y un merecido homenaje a una uva autóctona con una historia de desamor.
- El reserva blanco de López de Haro, con 18 meses de barrica, es un gran vino que te deja comprender mejor el terruño y la acidez de la viura. Un fiel ejemplo de los «vinos finos» de Rioja.
- La tempranillo y la graciano, tras una vendimia manual y 20 meses en barrica, llegan de las terrazas del Ebro a su paso por Sonsierra para crear un buen reserva.
- Y llegamos a la colección «Classica» de grandes reservas de López de Haro, homenaje a personas, personajes de la tierra. Cada edición tiene una etiqueta única. La primera fue para Ramón Quintana, quien en 1970 fue el primero en elaborar con el método bordelés. Se trata de un Gran Reserva de 2001.
- Entre estos grandes vinos, hay joyas líquidas que merecen una mención especial, aunque nos cuentan en la bodega que ya son muy difíciles de encontrar (aunque seguirán elaborando los mismos vinos, con diferente etiqueta). Hablamos del rosado gran reserva 2012, Ramona Norbert, elaborado con garnacha y viura. Un vino espectacular que nos trae la historia de la primera mujer en elaborar vino en Rioja con el método bordelés.
La visita a la bodega (imagen de portada), de la mano de dos grandes profesionales como Pilar y Joaquín (imagen en el lagar rupestre), que concluye en este momentazo de cata, es una experiencia seductora por la posibilidad de adentrarte en las entrañas de un proyecto con alma que te recibe en un templo de depósitos de acero inoxidable y parque de barricas, que transmite la verdad de una labor diaria en busca de la excelencia.
Las visitas a Hacienda López de Haro se completan con excursiones en 4×4 por los diferentes pueblos y enclaves naturales que rodean a la bodega, visita a la viña, también a la vendimia (en septiembre) y otras actividades especiales, como los tardeos con música en la terraza de la bodega o su festival de verano Vintae Wine Fest.
Logroño
Lo que mas te apetece después de convertirte en un incondicional de Rioja es seguir disfrutando de sus vinos en las barras de la calle del Laurel, en Logroño. El ambiente cosmopolita se mezcla con los logroñeses y el espectáculo de las barras llenas de pinchos variados, acompañados siempre por una gran oferta de vinos, hay que vivirlo.
Laurel es una calle estrecha, de unos 300 metros de longitud, que alberga 70 bares dispuestos a hacértelo pasar muy bien. Bravas, champiñones, berenjenas, jamón ibérico, croquetas o croquetones, pimientos fritos, anchoas, queso de cabra, solomillo y los famosos chipirones rellenos o el crujiente de careta de cerdo, son solo alguno de los pinchos protagonistas.
La plaza del mercado, la Concatedral Santa María de la Redonda, la calle Portales o la calle San Juan, completan una vista inolvidable.
Wine Fandango
Pero Logroño te sorprende siempre con más. Frente al bonito Paseo del Espolón nos encontramos con el restaurante Wine Fandango (Calle General Vara de Rey, 5). Imponente edificio palaciego que ofrece una terraza y un restaurante totalmente recomendable. Ambiente tranquilo y chic. Espacios ajardinados para la terraza y un interior amplio, de luces tenues, presidido por una gran barra, cocina vista y diferentes espacios separados sutilmente por estanterías donde se exponen botellas de vino.
Servicio impecable y cocina de mercado tradicional bien elaborada y servida con toques de progreso que arropan producto local como carnes y de la huerta riojana. Muchos de los platos se terminan en sala y la oferta de vinos es muy interesante.
Tartar con ajo blanco malagueño y aceite de plancton. Gran bocado, acompañado de un vino blanco: El Pacto del Alto Najerilla. Seguimos con croquetas de jamón y gamba, por separado. Melosas y sabrosas. El frito de bacalao con mayonesa casera con miel, descorcha un tinto: El Pacto de la Sonsierra. Y el pato de demi glass con cerezas, abre otro tinto, esta vez, López de Haro San Vicente de la Sonsierra (Tempranillo y Mazuelo).
De postre, Bruno, nuestro buen anfitrión, nos recomienda endulzar la noche con un tiramisú que marida con Melante, el primer vino dulce de moscatel nacido en La Rioja.
Más Rioja
Si quieres alargar tu estancia también te recomendamos visitar Haro, Ezcaray o Santo Domingo de la Calzada, alguno de los pueblos de Rioja Alta -también La Guardia (Rioja Alavesa)- donde disfrutar de una buena gastronomía. ¡Feliz viaje!
Hacienda López de Haro está en San Vicente de la Sonsierra. La Rioja.
Texto y Fotos: Javier Estrada Gutiérrez.