Jara López Sastre, artista española residente en Nueva York, expone en Madrid

Tiempo de lectura: 5 minutos

Jara López Sastre presenta «Lo que queda después de la mirada», su primera exposición en Madrid.

Jara López Sastre

Con tan solo 23 años, Jara López Sastre, residente en Nueva York, ha trabajado con artistas como Adrian Schachter o Agnes Questionmark. La artista madrileña ha colaborado igualmente con la Palo Gallery de Nueva York (donde ha expuesto parte de su obra), con The Feuerle Collection de Berlín, con la galería de Chillida Leku, el Museo del Prado, ARCO o la galería Fahrenheit de Madrid.

jara lópez sastre exposición ateneo de Madrid
Lux Feminae

López Sastre llega a Madrid tras exponer en una decena de exposiciones colectivas en Estados Unidos una obra pictórica que habla de feminidad e intimidad utilizando la vida marina y las flores. Pero no será esa temática la que veamos en el Ateneo de Madrid del 14 al 20 de octubre. En esta entrevista nos lo cuenta:

jara lópez sastre exposición ateneo de Madrid

«Busco generar un diálogo abierto más que una imposición de mi opinión»

¿Cuál es tu primer recuerdo relacionado con el arte? Creo que mi recuerdo con el arte está más ligado a lo material que a la imagen o narrativa, y siento que a día de hoy mantengo esa misma relación. Los kits de pintura, geles, purpurina, lápices de colores de tres puntas… Sobre todo, me acuerdo de las pinturas con las que dibujas soplando por una boquilla el pigmento como si fuese una pajita y los geles de purpurina que dejaba las ventanas de casa bien bonitas, me fascinaban. Jugar con el material y probar todas las formas en las que se podía usar. Esa era mi máxima ilusión y la sigue siendo. Ahora por supuesto intento ser menos caótica.

Pintar jirafas

¿Qué fue lo primero que pintaste? De pequeña pintaba de todo, quizás más que ‘pintar’ lo llamaría retratar. A mis padres, mi hermano, animales, jirafas, muchas jirafas, cangrejos y peces. Creo que la relación es muy diferente hoy en día. Cuando empiezas a tomar más enserio la pintura, desde un punto más académico, o quizás un mayor entendimiento de lo que es la disciplina de la pintura en sí, todo eso cambia. Mantienes la idea de la ilustración o narración de momentos y escenas, pero con más atención en la capacidad esotérica del material y el desarrollo de la imagen. Cuando pintas sobre un tema deja de ser tan literal porque lo que ves y en lo que te fijas va cambiando y complicándose con la edad. Pintas lo que te fascina, y a base de pintar elevas el tema a través de la construcción de la ilusión de una imagen.

«Nada que perder y todo que ganar»

¿En qué momento de tu carrera te encuentras? En el comienzo, sin duda. Dicho esto, considero que un pintor siempre es pintor. Pero me queda mucho por aprender y desarrollar. Uno siempre se va a seguir formando con los años y lo que hace el sistema académico es generar una comunidad de la que puedes aprender y retroalimentarte de tus compañeros. Cuanto más te expones a formas nuevas y métodos diferentes, más herramientas tienes para seguir desarrollando la curiosidad tanto a nivel formal como conceptual. Creo que estoy en un buen momento porque al ser tan joven mantengo la ilusión para perseguir lo que quiero hacer y la curiosidad que hace que todo te interese. Estoy en un constante modo de aprendizaje y abierta a todo tipo de estímulos. No hay nada que perder y todo que ganar. Estamos en un momento donde el arte está valorado a nivel social y económico, y creo que eso es una suerte para el artista porque permite que vivir de la pintura sea una opción real. Independientemente de la repercusión negativa que pueda tener, y tiene, el mercado del arte, hay que agarrarse a lo bueno.

Madrid y Nueva York

¿Qué aporta a tu inspiración ser de Madrid y vivir en NY? El otro día estaba viendo una entrevista de Botero que me recomendó el pintor para el que trabajo, Marcus Jahmal, y una de las cosas que más me gusto fue un comentario que dijo sobre el arte en general: solo cuando uno trabaja sobre cuestiones/temas locales es cuando la obra puede resonar a nivel global. Lo personal es palpable al igual que uno ve en un minuto el trabajo más performativo e impersonal.

Al crecer en Madrid y ser de familia española mis valores y cultura es española. Cuando trabajo en NY y discuto o me expongo a los temas culturales relevantes de allí, uno no puede separarse de donde viene, o por lo menos considerarlos desde ese ángulo. Tu sensibilidad no deja de ser local y se define mayoritariamente de tu cultura. Lo que te gusta, te sorprende, se define por la base de la que partes y el esfuerzo que pongas en redefinir o mantener estos parámetros y siempre acaba reflejándose en la obra.

A nivel formal también considero que ser española afecta mucho la obra. Mi obra no deja de ser bastante ‘tradicional’ sobre todo a nivel composición. Cuando ves una obra en un museo, si has visto mucha pintura, vas viendo patrones donde acabas pudiendo adivinar casi siempre la nacionalidad del pintor detrás de la obra. Creo que al estar en NY y estar constantemente expuesta a la manera de pintar de New England (costa este) acabas adoptando esa estética que es lo que ha facilitado un trazo más suelto en cuanto el tipo de figuración que uno encuentra en mi obra. Es un constante tira y afloja entre los dos países, pero el tiempo dirá hacia dónde se inclina la balanza. Aún es pronto.

«Me preocupan los diálogos intolerantes»

jara lópez sastre exposición ateneo de Madrid

¿Qué temas te preocupan? Me preocupa el constante encasillamiento de ideas, temas y acciones. Diálogos cerrados, intolerantes. Creo que hay que empujar a la gente a ver las cosas como entidades tridimensionales y saber negociar sus múltiples valores y carencias. Los ángulos y perspectivas que existen y cómo estos pueden significar múltiples cosas simultáneamente. Hay que saber mirar con la responsabilidad y sensibilidad que conlleva el ver. Cuando uno mira, observa, o es expuesto a algo, uno mantiene una posición de poder momentánea frente a lo que expone. No abusar de esta posición, es decir, aprender a mirar con tolerancia y delicadeza, ver y poder dialogar las dos caras de la moneda sin tener la necesidad de clasificar como virtud o carencia, esa creo que es el mayor problema de la sociedad hoy en día. Creo que limita mucho el desarrollo de pensamiento, el aprendizaje, las ideas y la tolerancia hacia lo desconocido.

Pinturas sobre la piel

¿Qué vas a exponer en Madrid? Voy a exponer una serie de pinturas sobre la piel y el cuerpo. Aprovechando que expongo en una institución pública, de carácter nacional, intento abrir una conversación con el público que a mí me ha interesado siempre. Sobre todo, porque es un tema que culturalmente en España se puede entender de una cierta manera y habiendo vivido fuera, en ciudades de carácter tan diverso, me he expuesto a muchos puntos de vista y relaciones de todo tipo cuando se trata de lo que es la vulnerabilidad, y capacidad del cuerpo humano. Con la exposición en el Ateneo busco generar un diálogo abierto más que una declaración o una imposición de mi opinión. El punto es generar preguntas, no intentar dar respuestas. Tampoco creo que las haya necesariamente.

¿Recomiéndanos una actitud para ponernos delante de una obra? ¡Ninguna! Cuanto más natural sea la forma en la que uno se acerca a ver la obra mejor. Ver una obra no deja de ser una interacción, o relación, como cualquier otra. Para ver sólo hace falta mirar. Ya bastante es el esfuerzo de ir a ver algo hecho por otra persona. El interesarse, a la medida o forma que sea, siempre que haya respeto, ya es más de lo que uno puede pedir.

Jara López Sastre expone del 14 al 20 de octubre en El Ateneo. Calle del Prado 21. Madrid. Entrada gratuita.

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