Canogar: “Mi obra es una forma de sentirme menos solo”

Tiempo de lectura: 5 minutos

Daniel Canogar expone en la Galería Max Estrella de Madrid

La preocupación de Daniel Canogar por la presencia tecnológica en nuestras vidas se mezcla con sus angustias medioambientales en un trabajo que ha titulado eco. La empatía, casi enfermiza, con cualquier aparato y la representación de imágenes proyectadas en pantallas resumen la obra de un artista existencialista, con obra expuesta en todo el mundo, que este mes desembarca con sus criaturas en nuestra ciudad. una interesante oportunidad, Un lujo.

¿Qué es Eco? Eco nace de mi fascinación por las pantallas; pero las pantallas no como ventana al mundo, sino pantallas como esculturas. Creo que el origen de mi interés por las pantallas como objeto, como membranas que hoy se pegan a todo, desde fachadas a nuestras manos, es una exploración metafísica y objetual de lo que significa una pantalla hoy en día.

 

Foto de Alberto Feijóo
Fotos de Alberto Feijóo.

 

«Son criaturas vivas que escuchan el ecosistema del planeta y nos transmiten lo que la Tierra nos está diciendo»

¿Qué vamos a ver? Una serie de pantallas que parece que se derriten por cansancio de tanto presentar imágenes y que han abandonado esa necesidad y ahora muestran otra cosa, concretamente abstracciones generadas por un algoritmo que reproduce una imagen creada a partir de la información que recibe en tiempo real de Internet.
Cada pantalla está escuchando los ecos que el planeta Tierra produce, a través de terremotos, tormentas o volcanes.
Son criaturas vivas que escuchan el ecosistema del planeta y nos transmiten lo que la Tierra nos está diciendo.
Una vez más Daniel Canogar rompe los marcos tradicionales de la representación de la imagen, una constante en tu trabajo. Sí, busco esas formas tridimensionales, arquitectónicas y espaciales de la concepción de la imagen.

Hoy tienes 52 años, ¿Cómo ha sido tu camino? Una carrera dilatada que hoy puedo ver con perspectiva. Siempre he querido ser artista, he tenido una necesidad de expresarme y comunicarme creativamente, es algo que ha vibrado muy profundamente en mí desde los 14 años que empecé a tomar las primeras fotos. He tenido momentos de mucha ansiedad, casi siempre por temas económicos, por intentar vivir de mi trabajo. He tenido muchos altibajos, hasta llegar al momento actual, que es bastante diferente. Hoy tengo un estudio bastante desarrollado, con un equipo fabuloso de gente que me acompaña y siento que estoy más relajado. Es un camino de fondo en el que ya he conseguido no jugármela a vida o muerte en cada exposición, lo que me permite ser más juguetón y creativo, y eso beneficia el resultado final.

Foto Javier Estrada
Daniel Canogar trabaja con planchas flexibles de leds creadas por él mismo.
Su obra estará expuesta en la Galería Max Estrella hasta el 25 de marzo.
Calle Santo Tomé, 6, patio interior. Madrid. Foto Javier Estrada.

 

¿Cómo influyen esas angustias económicas en el proceso creativo? Fundamentalmente para buscar alternativas. Nunca he dejado de trabajar por no tener recursos económicos. El hambre es la gran inventora de nuevas historias.

Eres un coleccionista compulsivo de aparatos tecnológicos… Son parte de mi identidad. Me gusta que me acompañen porque me recuerdan mi vida y de dónde vengo. Me aterra la idea de la pérdida de la memoria, de la identidad, que también está en Eco.

¿Cuál es la posición que un artista debe tomar frente a la sociedad? Como artista hay en mi obra una intención de contar y de que la sociedad vea o mire a través de mi trabajo. El arte acoge muchos comportamientos y formas de trabajar y de llegar al público. Mi trabajo es una forma de sentirme menos solo. No entiendo mi trabajo como un acto de activismo social, sino como un lugar en el que puedo expresar mis angustias y miedos.

¿Qué miedos? Por ejemplo al cambio climático. Esta exposición tiene mucho que ver con esos miedos. Con un planeta que se está calentando demasiado, aunque desde esos miedos y como artista no intento cambiar la opinión de nadie. Aunque sí me gusta pensar que puedo compartir algo con personas que tienen inquietudes similiares. El arte debe ser libre y no tiene que someterse a la exclavitud de tener que llegar a las masas. En definitiva creo que mi activismo político es más efectivo que mi activismo artístico.

¿Cómo vives el momento de exponer tu obra frente al público? Como una despedida. La obra deja de ser mía y en ese momento solo me interesa escuchar a los demás, porque el arte es una forma de comunicarse entre personas. Me gusta sorprenderme de lo que se dice de mi obra. Me he llegado a esconder para escuchar.

¿Una obra se completa cuando se comunica como pretende el artista? Me interesa saber cómo se comunica, pero no me interesa adoctrinar a nadie sobre cómo deben ver mi trabajo. Aunque un silencio es un fracaso y me interesa el diálogo.

 

Foto de Alberto Feijóo
Foto de Alberto Feijóo.

«Me siento mejor en la gran escala y el espacio público. Creo que es mi parte de arquitecto frustrado»

¿Dónde te encuentras más a gusto, exponiendo en una galería o en los grandes espacios donde conviven algunas de tus obras? Me siento mejor en la gran escala y el espacio público. Creo que es mi parte de arquitecto frustrado.

Tu obra está repartida por todo el planeta, ¿cuál es tu percepción sobre nuestra educación visual? Hay una muy mala educación visual en general. Somos consumidores de muchísimas imágenes pero no sabemos interpretarlas. No somos capaces de analizar ni de dar respuesta. Las imágenes se interpretan y deberían enseñar esto en los colegios.

¿Cómo funciona la inspiración? Mis problemas creativos los resuelvo intentando desconectar. Mi arte se nutre del subconsciente y de aprovechar de la mañana, que comienza muy temprano con Yoga. Me inspiro con el cine y la literatura y con problemas creativos estructurales, con los ritmos de una novela, por ejemplo, que veo como esculturas narrativas. También me gusta hacer escapadas haciendo fotos, a las que llamo excursiones artísticas, que siempre hago en solitario.

«El ego quiere triunfar y no tolera una mala obra de arte»

¿Cómo gestionas el ego? El ego quiere triunfar y no tolera una mala obra de arte y eso es malo para la investigación creativa. Equivocarse es crecer.

Madre americana, padre de Toledo (el pintor y escultor Rafael Canogar) y tú ¿dónde vives? Vivo entre España y Estados Unidos. Tengo estudio en Nueva York, pero he descubierto que Madrid es una ciudad fantástica para vivirla como artista y ahora, con Trump, no me apetece pensar en fijar mi residencia en Estados Unidos, vamos a ver.

Galería Max Estrella desde el 4 de febrero.

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