Conferenciante, presentador, autor de dos libros y actor. Pablo Pineda, (Málaga, 1974) es el primer europeo con síndrome de Down en terminar una carrera universitaria. Ganador de la Concha de Plata en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián por su papel en ‘Yo, también’, en 2009, sueña con formar una familia.
¿Qué puertas le ha abierto ser el primer europeo Down con carrera universitaria? Ser el primero da ventajas. Abre puertas en la inserción laboral, en el Ayuntamiento de mi ciudad, Málaga, o en la Fundación Adecco.
¿De qué se siente más orgulloso, de eso o de haber logrado la Concha de Plata? Bueno, son cosas distintas. Creo que no estoy más orgulloso, sino más bien satisfecho por lo inesperado: no esperaba hacer una película, ni que me dieran ese premio, ni ganarlo, compitiendo con Ricardo Darín y con Robert Duvall.
¿Qué película o papel le gustaría protagonizar? No me gustaría hacer más de síndrome de Down. Un galán no estaría mal, tipo Richard Gere, Brad Pitt. El que conquista a las mujeres.
¿Qué opina de la televisión? En general, los medios hacen mucho por visibilizar a las personas con discapacidad y otros colectivos, pero también ofrecen contenidos que no son adecuados. No hay una programación infantil como la que yo disfrutaba hace 30 años y eso dice mucho.
Actor, maestro, ponente ¿Le tratan diferente por ser Down? La verdad es que ahora mismo no. La película supuso un antes y un después. Cuando era jovencito, sí, tengo muchas anécdotas. Ahora soy actor y eso parece que da prestigio, ya no soy ese chico vulnerable por ser Down.
Ha logrado cambiar en cierta medida la visión de las personas con Down. En general, ¿queda mucho aún por alcanzar? Hombre que si queda; el tema de la sexualidad, el acceso laboral… La sociedad de actual no es la de hace 30 ni 40 años pero si es verdad que hay que seguir avanzando, no podemos quedarnos con lo que llevamos hecho.
Colectivos y asociaciones lamentan que la sociedad crea que sois o deberíais ser ángeles asexuados. Es que no somos ángeles, somos personas de carne y hueso; tenemos necesidades sexuales, igual que todo el mundo.
¿Defiende el derecho al voto de las personas con Down? Por supuesto que lo defiendo. Si somos ciudadanos, también tenemos derecho a tener una ideología y a expresarla a través de un voto. Este debate en el siglo XXI me parece una involución, voto desde el año 1992 porque yo no estoy incapacitado. Los padres son en parte responsables en el buen sentido, quieren proteger a sus hijos y les incapacitan.
¿Cree en la política? Sí, creo que la política es un mal necesario, como decía mi difunto padre, pero la política bien entendida ha de estar al servicio de un país.
¿La sociedad está enferma? De hipocresía, enferma de decir lo socialmente correcto. Odio los eufemismos para no decir las palabras: invidente, en lugar de ciego; de color… ¿de qué color? ¿qué malo tiene decir que una persona es negra?
¿Qué le llena más su faceta como escritor, actor o ponente? Son cosas totalmente opuestas: uno actúa, escribe, da charlas. Soy muy de hablar, muy sociable, por eso el mundo del cine es lo que más me gusta, porque estoy con la gente.
Un defecto de Pablo Pineda. (Risas). Quizá sea demasiado cabezón, de piñón fijo.
En el diván…
De niño quería ser periodista y también abogado por mi carácter defensor de la justicia social y de las causas perdidas. Y mi vocación frustrada es la de historiador. Me encanta comer. No soporto la hipocresía. Me hacen reír los niños. Una frustración: la de ejercer de maestro. Hice la carrera de magisterio, me costó mucho, pero la sociedad no está preparada para que yo sea maestro. Sueño con tener una pareja y formar una familia, aunque lo veo lejano y difícil. Nocturno o diurno: según para qué. Mi estación favorita del año es la primavera. Si fuera animal sería un perro, por la paciencia y la lealtad que también la valoro mucho. Si pudiera elegir un súper poder elegiría el amor, no sé si es un súper poder, pero debería serlo.
Texto: María Luisa Parra.
.