Hace unas semanas, la noticia del suicidio de Sandra, una adolescente sevillana víctima de acoso escolar, volvió a estremecernos. Su historia nos recuerda que el bullying es una forma de violencia que deja huellas profundas: daña la autoestima, el sentido de pertenencia, la relación con uno mismo… Cuando esas heridas emocionales no se atienden, el dolor puede transformarse en diferentes formas de sufrimiento interno. En algunos casos, las personas pueden llegar a hacerse daño o sentir que no hay salida posible. Otras veces, ese malestar se expresa a través de conductas autodestructivas, entre las que pueden aparecer los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA).
Bullying y Trastornos de la Conducta Alimentaria
Muchos adolescentes con TCA comparten haber sido juzgados o rechazados por su cuerpo. El bullying basado en la apariencia física es uno de los factores de riesgo más frecuentes hoy en día. Comentarios como “estás gorda” o “nadie te va a querer así” no se olvidan fácilmente, y con el tiempo pueden convertirse en una voz interna crítica que alimenta la inseguridad y la vergüenza corporal.
El acoso no solo erosiona la autoestima, sino que genera una sensación de pérdida de control. En ese contexto, el cuerpo y la comida se convierten en una manera de intentar recuperar el control o manejar el malestar emocional.
Detectar el bullying a tiempo puede marcar la diferencia y algunos signos que debemos tener en cuenta son los siguientes: cambios en el estado de ánimo, aislamiento, quejas o excusas antes de ir a clase, comentarios negativos sobre uno mismo; en otras ocasiones, el silencio, ya que muchos adolescentes callan por miedo o vergüenza. En fundamental escuchar a los jóvenes, sin juicios, para que puedan abrirse.
En ITA Moscatelar trabajamos la prevención desde distintos enfoques:

- Educamos en empatía y respeto a través de la convivencia terapéutica.
- Promovemos la diversidad corporal y la autoaceptación.
- Fomentamos la escucha sin juicio y el acompañamiento emocional.
- Implicamos a las familias, porque la recuperación requiere una red de apoyo sólida.
El bullying deja cicatrices, pero también puede ser el inicio de una transformación cuando se aborda con comprensión y acompañamiento. En el hospital de día de ITA Moscatelar trabajamos precisamente en eso: reconstruir la mirada hacia uno mismo y hacia los demás para que cada persona pueda volver a sentirse valiosa, acompañada y libre de ser quien es.





