La Sala Verde de Teatros del Canal ha estrenado «El alivio o la crueldad de los muertos», una obra, escrita y dirigida por Rubén Ochandiano, que señala desde la caricatura y el esperpento, de manera directa y despiadada, a una sociedad egoista, cruel y falta de empatía. Seis personajes que lanzan un mensaje inquietante y seguramente necesario, desde un texto valiente.
Rubén Ochandiano, autor y director de «El alivio o la crueldad de los muertos», explica la sinopsis y mensaje de la obra.
La noche de su cumpleaños Nata organiza una pequeña reunión en casa para festejarlo con sus amigos íntimos. Mientras beben y bailan en el salón, la fiesta es servida por Jessica, una mujer latina de mediana edad que será testigo de las mentiras, complejos y prejuicios de estos personajes.
Usando como pretexto la celebración de un cumpleaños, El alivio es una farsa, una tragicomedia irreverente y salvaje, que trata de la creación del mal, del nacimiento del monstruo.
La función pone de manifiesto el frecuente vacío del discurso biempensante. Nos habla de la principal neurosis del primer mundo: la insatisfacción crónica, la incapacidad para ser felices, la constante búsqueda del bienestar a través de todo tipo de gurús, terapias y químicos. Y lo hace poniendo en escena a un grupo de amigos, todos artistas “políticamente concienciados”, empeñados en esconder al ser que realmente albergan; y que podrían ser la versión de nuestros días de los personajes que Brecht escribe en su Boda de los pequeños burgueses.
El conflicto de Jessica, verdadera protagonista de la historia, se nos muestra por contraste con las heridas y caprichos de este grupo de infelices, anclados en una sempiterna adolescencia que, de tanto intentar encontrarse, se han perdido sin remedio.
Nietzsche dice: “Quien con monstruos lucha, cuide de no convertirse a su vez en monstruo”… Bien, ¿cuánto puede aguantar el más desfavorecido antes de reaccionar y defenderse; antes de que sea demasiado tarde y nuestra ceguera haya creado, efectivamente, un monstruo?… Otro más.
Entrevista con la actriz Nata Moreno.
«Vivimos un espejismo en el que parece que nos tengamos que unir a todas las causas de moda para ser guay»
Nata Moreno es una multifacética artista capaz de encontrar su armonía vital mientras se mantenga creando o interpretando. Así lo explica ella desde una conversación amable, culta y directa. Protagonista de «El alivio o la crueldad de los muertos», la actriz de Zaragoza (1979) se lo deja todo en el escenario para provocar al espectador hasta la incomodidad, desde un texto con el que se siente intelectualmente alineada y que considera imprescindible.
Hemos quedado con ella, a las puertas del teatro, para conocerla mejor.
¿Cuál fue tu impresión tras la primera lectura del texto? Ya había trabajado con Rubén y siempre me interesa el creador y el director de actores que es. También gusta su discurso porque es punzante y valiente, y tiene la capacidad de poner en escena temas que generalmente se silencian y que muy pocos tienen el coraje, el arte y la sofisticación de estrenar.
Una vez más el arte para hacernos pensar e intentar mejorarnos como personas… ¡Ojalá, mejores personas! El arte es un derecho y la cultura es una manifestación ideológica y política, y uno tiene que darse ese derecho de hacerlo y consumirlo.
¿Cómo ha sido el trabajo de actriz para llegar hasta tu personaje? El proceso ha sido tremendo. Hemos trabajado mucho, y físicamente también ha sido exigente. Además, actuar en farsa, que es siempre como un tono por arriba, es muy peligroso; en un minuto te resbalas y estás haciendo solo forma… Para mí ha sido un trabajo profundo, un viaje interno de verdad.
¿En qué incidían los mensajes del director durante los ensayos? Que si no se hacía desde la honestidad, no salía. No quería que se quedara en una “cosa ligera” o en un chiste. Rubén es un creador exigente y generoso, y lo puede hacer porque es el primero que se entrega como un olímpico. Pone todo su corazón y su humanidad al servicio del texto.
La intensidad y el constante incremento de violencia que transmite la obra deja totalmente KO a un espectador que no creo que sepa dónde se mete. Es un triple salto mortal tremendo. ¿Cómo son esta pandilla? (los personajes). Son insufribles, son gentuza envueltos en un halo de brillo, estatus social y supuesta educación…. Pero es un texto necesario porque vivimos un espejismo en el que parece que nos tengamos que unir a todas las causas de moda para ser guay. Todo está medio prohibido, censurado o es criticado y parece que solo valen algunas ideas para ser cool y moderno, cuando lo que vivimos es una esclavitud. ¿Cuándo nos vamos a atrever equivocarnos, a conversar sin complejos, a tener estrías o a dejarnos como somos y respirar?
Ganadora de un Goya por el documental “Ara Malikian, una vida entre las cuerdas”, actriz, creadora de espectáculos y actualmente, preparando un largometraje, ¿En qué momento te encuentras? Hubo un momento en mi vida en el que me di cuenta de que mi forma expresiva me daba salud. Decidí entonces darme el derecho de contar historias en todas las manifestaciones que se me permita.
«Los pecados de nuestra sociedad son la ceguera y la falta de empatía. Estamos viviendo un momento muy crudo y cada vez veo más el “ande yo caliente”
“El alivio o la crueldad de los muertos” nos pide a todos una reflexión, ¿cuáles son los pecados de nuestra sociedad? La ceguera, la falta de empatía. Estamos viviendo un momento muy crudo como sociedad y cada vez veo más el “ande yo caliente”. Personas lavándose las manos frente a realidades que nos afectan a todos. Creo que debemos ser más conscientes y ponernos en el sitio del otro para que todo mejore.
¿Eres optimista? Si, creo mucho en el ser humano. Tengo un hijo de siete años y siento que son una generación buena, que vienen grandes, con otra mirada y otro corazón. También soy consciente de que nuestro papel como madres es contarles que este mundo es de todos y que hay que cuidarlo.
Eres la pareja del gran violinista Ara Malikian, como artistas, ¿qué os aportáis cada uno? Nos aportamos y nos soportamos (risas). Ara me da alas. He aprendido de él que el talento es algo que se trabaja muy duro a diario. Ara es un maníaco, un tipo realmente disciplinado, lleno de amor y pasión por lo que hace. Tampoco se juzga y por eso puede crear nuevos conceptos y ser único.
Yo soy maña y soy muy terca, por lo que me toca el papel de dirigir su agenda, de poner texto y luz a sus espectáculos, a los que creo que les he dado dimensión, pero siempre inspirada en su música.
¿Qué significa Madrid para ti? Madrid es mi casa. Llegué sola hace 22 años. Me gusta el Rastro y sus tabernas, donde comencé a contactar con los habitantes maravillosos de esta gran ciudad. Enseguida me sentí muy a gusto y pensé que ya nadie me sacaría de Madrid.
Teatros del Canal hasta el 19 de septiembre.