La constante evolución del artista Ricardo Aparicio es uno de los valores más importantes de su trabajo creativo. Seducido por los olivos y el Mediterráneo, le encontramos firmando un proyecto pictórico decorativo en una casa de verano menorquina. Se trata de un mural sobre el cemento de un escalón, en el que representa el puerto de Mahón, con detalles de la cultura balear, como el llaut o la luz del atardecer.
Ricardo Aparicio
El Mediterráneo, la calma del final del día y la sensibilidad de Aparicio se convierte en cancerberos de momentos felices, entre el hogar y la naturaleza, de una casa de verano en Punta Prima, Mahón. Un mural único y personalizado que además, inspira una serie de pequeñas obras que prolongan el ruido de las olas y dilatan los mejores momentos de descanso.
Murales y litografías
Ricardo Aparicio cumple etapas aferrado a su inspiración y ahora toca la obra mural en cualquier superficie, con técnica mixta pictórica, en ocasiones con elementos escultóricos -como su cúpula de Mahón– relacionados con la naturaleza del entorno.
Cada mural se detalla en obras menores, litografías de partes del todo que funcionan muy bien como obras que te devuelven a los momentos más felices de cualquier verano.
Siguiendo con la línea de inspiración mediterránea, el artista Ricardo Aparicio participó, el pasado verano, en una exposición colectiva en la Galería Origen, donde presentó tres obras, siendo la titulada «Mar» la adquirida por la galería de Chamberí.
Madrid
Sevillano (1969), afincado en Madrid, el carácter urbanita de la capital llega a la obra de Ricardo Aparicio con obras como el edificio de Telefónica de la Gran Vía o el conjunto mural de zonas emblemáticas de Madrid. Su trazo, ligero y expresivo, nos acerca a la parte más humana y tangible de plazas, edificios o iconos como el luminoso de Tío Pepe, que también desmiga en piezas litográficas de gran poder expresivo.
Una etapa mural, donde Madrid se une a sus tradicional entusiasmo por el mar y los olivos. Un período de luz en el que el artista piensa en grande y concede instantes como ventanas a momentos vividos y ahora, generosamente compartidos.