Marc Parejo esconde una impactante realidad detrás de una apariencia amable en su personaje de «Con los ojos cerrados», un gran trabajo de interpretación en el que lleva al espectador a un estado de penumbra psicológica.
Funciones, los viernes de marzo en Nave 73.
«El teatro que me gusta es el que te modifica»
De pequeño le castigaban con no ir a clase de piano y eso era lo peor que le podía pasar. De niño estudió piano y cantaba en un coro donde además, tocaba la guitarra y la batería. Pero un escenario le cambió la vida el día que cantó, junto a otros niños, en el Teatro Tívoli de Barcelona, y el patio de butaca y los aplausos le inyectaron el veneno de la interpretación. Años después le descubriríamos en series como «Yo soy Bea», «Acacias 38» o el musical «Grease», y ahora le podemos ver en la obra de teatro «Con los ojos cerrados», en Nave 73.
Entonces fue la profesión la que te fue a buscar a ti, y no al revés. Eso es. Años después decidí estudiar arte dramático y al segundo año me salió mi primera gira.
Tienes 41 años, ¿cómo ha sido el camino? Muy bonito. Además, mis padres siempre me apoyaron. Solo se puede sobrevivir en esta profesión si entiendes las reglas del juego que dictan que un día estarás arriba y otros muchos abajo. A veces toca comer espaguetis y otras puedes sentarte en la mesa de El Celler de Can Roca. Pero mi felicidad no depende de lo que pueda comer, está más cerca de la posibilidad de subir a un escenario y compartirlo con los amigos que quieres. Es una elección de vida.
«La gente no se quiere sentir juzgada y hay realidades ante las que mucha gente cierra los ojos».
«Con los ojos cerrados» es un monólogo complejo que narra una dura historia, ¿cómo has afrontado el papel de Bruno? Es la primera vez que estoy una hora solo en el escenario. Estamos hablando de un texto complejo, que sin desvelar la trama, se trata un tema bastante candente que ocurre, desgraciadamente, en todas partes del mundo, y también en tu propio barrio. Una obra incómoda e insólita, en la que ha habido público que se ha levantado de su butaca y se ha ido, pero es precisamente uno de los mensajes: la gente no se quiere sentir juzgada y hay realidades ante las que mucha gente cierra los ojos.
Pero el arte y el teatro es eso. Para mi si. El teatro que a mí me gusta es el que te modifica. Si te deja indiferente, apaga y vámonos. Te tiene que tocar la fibra.
¿Esta obra habla de que todos podemos tener dos caras? Si, en «Con los ojos cerrado» hemos humanizado a un monstruo, lo que todavía da más miedo. Sobre todo porque aparece un personaje en escena con el que empatizas hasta que descubres esa segunda cara.
¿Si no hubieras sido actor? Creo que hubiera sido cocinero. Me apasiona la cocina. Recuerdo de pequeño ayudar a cortar ajos y cebolla con mi madre, y en mi memoria persiste la carn d´olla (cocido catalán), que cocina de maravilla. Y organizo mis viajes en función de los restaurantes donde quiero comer. Me gusta la cocina española, la japonesa y la nikkei.

«Hay que venir a Majareta porque es un sitio maravilloso con una energía espectacular»
Te pedimos hacer esta entrevista en alguno de tus lugares favoritos de Madrid, ¿Por qué has elegido Majareta? Es mi bar restaurante de referencia en Madrid y es de mi amigo y también actor, Manu Rodríguez (actualmente protagonista del musical «Los puentes de Madison«). Hay que venir a Majareta porque es un sitio maravilloso con una energía espectacular, con una cocina donde os recomiendo probar sus albóndigas templadas con miel y mostaza, sus champiñones con salsa pesto o los huevos rotos. Además, de todo lo que sucede o puede suceder entre copas y buena música.
«Con los ojos cerrados» se representa en Nave 73. Entradas a 14€. Funciones: viernes de marzo a las 2oh. + Bar restaurante Majareta está en la calle del Almendro 18.