La crisis sanitaria que estamos viviendo ha puesto a los profesionales de la sanidad y en concreto a la enfermería, en la primera línea de aplausos y reconocimientos, pero han estado al límite y no podemos olvidar su esfuerzo.
Jorge Andrada es el presidente del Colegio Oficial de Enfermería de Madrid y en esta conversación hemos querido acercarnos al testimonio de cómo se ha librado la lucha contra el COVID19 desde dentro. (Foto de portada de Fernándo Lázaro Quintela).
El Ministerio de Sanidad ha notificado que más de 51.000 sanitarios se han infectado y 63 han fallecido.
¿Cómo podría resumir lo que está significando para la enfermería de Madrid la lucha contra esta pandemia?
Las enfermeras y enfermeros madrileños se han enfrentado a esta pandemia con una entrega y compromiso admirables. Se ha visto de lo que somos capaces: el trabajo en equipo, la adaptación y el talento, haciendo frente en primera línea a esta nueva enfermedad y sus devastadoras consecuencias.
Ha quedado demostrada ampliamente la respuesta profesional de todas las enfermeras y enfermeros que han estado trabajando sin descanso, con el único objetivo de salvar vidas, aún a riesgo de la suya propia y la de sus familias. Se ha hecho visible nuestra contribución decisiva a la salud de las personas, siempre centrados en el paciente y sus familias. También ante una de las mayores tragedias sanitarias y humanas, y en las que las enfermeras se han visto profundamente afectadas.
«Esta situación ha exigido una actitud casi heroica para poder garantizar la atención de todos»
Las altas cargas de trabajo, el elevado número de fallecidos y la falta de medios de protección, entre otras circunstancias, han tensionado la capacidad física y emocional de estas profesionales a las que se les ha exigido una actitud casi heroica para poder garantizar la atención de todos, sin olvidar a los más vulnerables.
Ha tenido que pasar esta gran tragedia para que una sociedad ponga en valor vuestro trabajo. ¿cuántas cosas deben cambiar?
Esta pandemia ha visibilizado la contribución de las enfermeras a la salud de las personas, decisiva para poder recibir una atención sanitaria de calidad y con garantías de seguridad. Somos responsables del proceso de CUIDAR y de proporcionar una atención personalizada a cada paciente, de manera sistematizada y organizada, en base a la evidencia científica.
También se ha visto que enfrentarse a esta crisis sin los medios humanos y materiales suficientes y sin políticas eficaces de contención, ha puesto en riesgo la seguridad y salud de las enfermeras y demás profesionales sanitarios. Esto indudablemente afecta a nuestros pacientes.
«Es momento de reconocimiento y mejoras para nuestra profesión»
Es el momento que esa visibilidad que ha proporcionado esta crisis sanitaria y social comience a traducirse en el reconocimiento del papel indispensable de las enfermeras y enfermeros en el sistema sanitario y en las necesarias mejoras para nuestra profesión.
Potenciar el liderazgo en el ámbito de los cuidados supone mejorar la ratio enfermera/paciente en base a estas necesidades de cuidados, mejoras en las condiciones laborales y retributivas que se correspondan con la responsabilidad que las enfermeras asumimos en el día a día, y el definitivo desarrollo de las especialidades enfermeras y de la prescripción enfermera, son algunos de los cambios más urgentes que las enfermeras reclamamos.
También es fundamental la participación activa de enfermeras en las políticas en las que se aborde la atención sanitaria y los sistemas de cuidados, junto con la creación de una Dirección General de Cuidados u órgano similar dentro de la Consejería de Sanidad, con una enfermera al frente como ya tienen otras CCAA, para la toma de decisiones sobre los cuidados de los ciudadanos de Madrid.
¿Cuáles son los motivos de la querella que habéis interpuesto contra el Presidente del Gobierno y el Ministerio de Sanidad?
Tras las advertencias que le trasladamos por escrito al Ministro de Sanidad ante la reiterada y alarmante carencia de los medios de protección que sufrían las enfermeras y demás sanitarios, y la falta de pruebas diagnósticas, la Junta de Gobierno del Colegio de Enfermería de Madrid decidió personarse y adherirse a la querella presentada por el Consejo General de Enfermería.
Esta decisión se tomó en defensa de los intereses de nuestros colegiados porque entendemos que se han infringido las normas de protección de seguridad y salud de las enfermeras madrileñas, que están y han desarrollado su trabajo sin las debidas garantías. Se han puesto en riesgo ellas y sus familias y pacientes al no contar con los medios suficientes, lo que entendemos que es una grave imprudencia, que se ha traducido en miles de profesionales contagiados.
Durante esta crisis del COVID19 el Colegio de Enfermería de Madrid ha tenido que dotar de material de protección a las enfermeras de los centros sanitarios y sociosanitarios. ¿Quién ha desasistido a estos trabajadores?
Además de la falta de material de protección, en ocasiones nos hemos encontrado con material defectuoso. Así no se puede trabajar, no se puede dejar expuestos a los profesionales por lo que desde el Colegio se decidió contribuir a paliar, al menos en parte, esta falta de material de protección adquiriendo y repartiendo miles de unidades de mascarillas, trajes de protección, batas impermeables, pantallas de protección…
Llevamos distribuyendo este material desde el 8 de abril y ya son más de 60 centros a los que ya se ha hecho llegar, tanto del ámbito público como privado; a centros de salud, hospitales, residencias, etc., y a enfermeras que trabajan por cuenta propia y no disponían de material para su protección.
Hemos visto que las autoridades no han estado a la altura, les ha faltado sensibilidad ante la realidad que se ha vivido en los centros asistenciales. Las personas que viven en residencias de mayores, especialmente infradotadas de personal y de material para cuidar de los más frágiles, han sufrido las peores consecuencias ante esta pandemia.
«Se han salvado vidas a costa de exponer la propia salud»
Los profesionales sanitarios han tenido que improvisar materiales, espacios, nuevas maneras de actuar y de cuidar ante una realidad que ha puesto en jaque al sistema sanitario y que ha sobrevivido gracias a la profesionalidad de las enfermeras y del gran trabajo en equipo que se ha vivido en los centros. Pacientes sin más compañía que los propios sanitarios, asustados y sin sus familias. La realidad es que se han salvado vidas a costa de exponer la propia salud. Las enfermeras y enfermeros han demostrado sobradamente su compromiso con la salud de las personas. Ha llegado el momento de que, de verdad, con hechos, las administraciones y no solo la sociedad, se lo reconozca.
¿Se puede hacer el cálculo de las enfermeras que había contratadas, las enfermeras que han trabajado durante la pandemia en Madrid, las que finalmente tendrán contrato para seguir y las que de verdad necesita una estructura sanitaria como la madrileña?
«Antes de la crisis sanitaria ya se había estimado que hacían falta más de 11.000 enfermeras y enfermeros para alcanzar la media europea»
Enfermería arrastra históricamente unas deficientes cifras de profesionales. Antes de la crisis sanitaria ya se había estimado que hacían falta más de 11.000 enfermeras y enfermeros para alcanzar la media europea, según el estudio presentado por el Consejo General de Enfermería el año pasado.
Estos miles de enfermeras son necesarias solamente para alcanzar la media de los países de nuestro entorno, pero si tenemos en cuenta las necesidades de cuidados de la población, cada vez más envejecida, con mayor grado de dependencia y patologías crónicas, serán muchas más.
Durante la pandemia se han contratado solamente cerca del 10% de las enfermeras que previamente se estimaban como necesarias antes de la crisis sanitaria. Ha hecho falta un llamamiento urgente de enfermeras de toda España al inicio de la crisis, y hemos podido ver su alto grado de compromiso, al acudir cientos de ellas de otras CCAA para apoyar a sus compañeras madrileñas, en la lucha contra el COVID-19.
Hay que recordar la alta precariedad laboral del sector, donde muchas de las profesionales pasan años hasta que ven estabilizado su empleo, lo que sin duda también tiene consecuencias sobre la asistencia que se presta a los ciudadanos, al limitar la continuidad en los cuidados que reciben.
Ha llegado el momento en el que la Administración sanitaria se plantee hacer un estudio y posterior contratación estable de la necesidad real de enfermeras que permita poder cuidar de toda la población, con las debidas garantías de calidad y seguridad, sin olvidar el ámbito sociosanitario, en el que la gran mayoría de residentes son, sin lugar a duda, pacientes que deben ser atendidos en sus necesidades sanitarias y no solamente sociales.
¿Qué opinión te merece el proceso de desescalada y las desavenencias entre Comunidades y Gobierno?
Desde el Colegio de Enfermería de Madrid hemos insistido en que cualquier paso adelante en la desescalada debe realizarse con prudencia y sin precipitación, dotando al sistema de los materiales y los profesionales necesarios para poder dar respuesta a un repunte de la enfermedad. Ha costado mucho esfuerzo por parte de los sanitarios, de las enfermeras y del resto de sus compañeros, y por parte de la sociedad que ha permanecido confinada, llegar a una situación que permita al sistema sanitario reponerse y no nos podemos permitir dar pasos en falso.
«Hemos estado a punto de ver quebrar al sistema, se le ha puesto al límite y lo hemos superado entre todos»
Hemos estado a punto de ver quebrar al sistema, se le ha puesto al límite y lo hemos superado entre todos. Y entre todos debemos seguir trabajando, apelando a la responsabilidad individual de cada ciudadano, pero las instituciones deben ser las primeras en dar ejemplo y trabajar conjuntamente por el bien de toda la sociedad.
¿Sanidad pública o privada. Cuál es la ecuación perfecta?
En momentos de crisis como la sufrida y de la que aún no hemos salido, ha sido fundamental una colaboración entre ambas para poder asistir a todas las personas que durante la pandemia y en sus peores momentos han ingresado y a las que la Sanidad Pública en exclusiva no podía dar respuesta.
Evidentemente, el sistema sanitario debe garantizar la asistencia sanitaria de calidad con una cobertura universal, sin dejar a nadie al margen. La salud es un derecho fundamental que debe estar asegurado para todos los individuos, especialmente a los más vulnerables. Y para ello, se debe dotar a la Sanidad Pública de recursos suficientes, buscando fórmulas que permitan la sostenibilidad del sistema.
«Hace falta avanzar en la implementación real de la figura de la enfermera escolar, como pieza clave de la adquisición de hábitos saludables»
De esto sabemos mucho las enfermeras, de la gestión de los recursos y de la prevención de la enfermedad y de la promoción de la salud. Y para ello es fundamental un refuerzo de la Atención Primaria, que cuente con más enfermeras, para procurar individuos que sean más responsables de su salud. En coordinación con la Atención Primaria, hace falta avanzar en la implementación real de la figura de la enfermera escolar, como pieza clave de la adquisición de hábitos saludables, que permitirá desde edades tempranas, crear una sociedad que se preocupe por su salud, enferme menos, alcance mayor bienestar y consuma también menos recursos sanitarios.
Defínenos el escenario posible del 1 de julio en Madrid.
Todas las CCAA van dando pasos en una desescalada que a nivel social se hace necesaria, tras semanas de inactividad económica. Pero que debe contar con las garantías sanitarias para que sea segura. La responsabilidad individual en el cumplimiento de las normas y esa prudencia que pedimos es la que va a marcar en gran medida qué escenario nos encontraremos en las próximas semanas.
Dependemos de ello y también de que las políticas de Salud Pública deben verse reforzadas de hoy en adelante, puesto que el escenario que nos presentan los expertos augura no solo la convivencia con este virus, para el que esperamos se encuentre una vacuna en un tiempo récord, sino para otras enfermedades futuras para las que, aprendiendo de los errores cometidos y solventando las carencias de nuestro sistema sanitario, podamos hacer frente.
¿En qué va a cambiar nuestra sociedad?
Ya estamos viendo grandes cambios en las relaciones personales, con el distanciamiento obligado, que está haciendo replantearnos nuestra manera de relacionarnos, y para lo que la tecnología está ayudando a mantenernos conectados. Las relaciones humanas son necesarias para el bienestar emocional y psicológico de las personas, sin el otro no podemos estar.
El acceso a las herramientas tecnológicas supone un riesgo social y sanitario, puesto que hay muchas personas que no tiene ese acceso a la tecnología, lo que puede afectar al acceso y mantenimiento del empleo, a la educación y a la sanidad, aumentando desigualdades entre las poblaciones.
Nos encontramos en un punto de inflexión en el que las capacidades estratégicas de los sistemas sanitarios van a ser decisivas para la salud y el bienestar de la sociedad, también a nivel global. Una de las lecciones que nos deja esta pandemia es la necesidad de contar con un número suficiente de enfermeras, con un desarrollo formativo completo y teniendo en cuenta su opinión en las decisiones que se deben tomar sobre factores que son determinantes para nuestra salud, como son el propio sistema sanitario, los estilos de vida, y el medio ambiente, entre otros.ç
«Ser capaces de dar respuesta a estos nuevos desafíos es lo que marcará nuestro éxito como sociedad»
Prepararnos para un futuro que ya está cambiando nuestras vidas, ser capaces de dar respuesta a estos nuevos desafíos, sin dejar a nadie al margen, es lo que marcará nuestro éxito como sociedad. Y para ello es necesario un planteamiento del sistema sanitario que sea capaz de proteger a sus enfermeras para que puedan a su vez proteger a la población y prepararla para tomar definitivamente las riendas de su salud y bienestar.