“Justicia Universal” es el quinto álbum de estudio del grupo Dorian, un soberbio trabajo lleno de personalidad, creado desde su estricta independencia. Continúan su eterno flirteo con la música electrónica a la que suman letras poderosas y sociales. Sentados en un sillón del bar Calavera de Madrid, Belly y Marc nos cuentan cómo está siendo su camino.
Acabáis de volver de tocar en seis ciudades de los Estados Unidos, ¿cómo ha sido esa gira?
Es un buen momento para la música indie española en Estados Unidos. Hay un mercado creciente de público muy joven, con ganas de descubrir grupos y hemos tenido muy buenas sensaciones tocando en directo.
Me he encontrado un país en el que lo hispano o latino ya no es un invitado en la cultura norteamericana, sino que está ya en todo, es parte de.
Las letras de vuestro último trabajo parecen querer decir muchas cosas que os preocupan ¿Qué habéis querido contar en “Justicia Universal”?
No puedo evitar tener los ojos y los oídos pegados a la calle, donde están pasando muchas cosas. Creo que la crisis financiera de 2008, en la que todavía estamos, ha servido para repolitizar a una sociedad que estaba dormida desde los años 80. Todo lo que está pasando es inevitable que acabe permeando en tus discos si tienes un poco de conciencia.
Con “Justicia Universal” sentimos la necesidad de hablar de cosas que nos preocupan como la corrupción política, los paraísos fiscales o el cambio climático.
El concepto “música electrónica” siempre ha acompañado a la definición de vuestro sonido, ¿cómo ha evolucionado?
Somos hijos de la cultura de clubes y del Sónar de finales de los años 90 en Barcelona. Allí nos conocimos todos y fue muy natural incorporar estos sonidos a nuestras canciones. Pero en ese momento la escena indie no utilizaba sintetizadores, por eso nos costó salir adelante un poco más. A lo largo de estos años la música electrónica ha pasado de ser algo underground a estar integrada en la música comercial.
¿Cómo se vive hoy en una banda de pop?
Hoy las bandas que progresan son muy serias y trabajamos muy duro, pero también es cierto que la profesión conlleva un cierto macarrismo y una clara querencia por la nocturnidad y la fiesta. El concepto “sexo, drogas y rock and roll” está pasado de moda, hoy es obligatorio tener los pies en el suelo porque como banda hemos asistido al derrumbamiento de la industria discográfica, y nos pilló remando en una balsa en medio del huracán. Así que como banda hemos tenido que aprender, no solo a hacer música y buenos discos, sino también a estar muy pendientes de todos los procesos creativos y empresariales.
¿Cómo se consigue la personalidad en vuestra música, que Dorian tenga un sonido reconocible?
El grupo tuvo una singularidad muy particular desde sus primeras maquetas, encontramos una forma de empaquetar las canciones que tenía puntos de electrónica melódica, new wave y algo psicodélico que nos daba magia, pese a la imperfección de cualquier comienzo.
Creemos que “justicia Universal” es el álbum que mejor suena de toda nuestra carrera.
¿Qué opináis sobre la situación actual de la música en España?
Vivimos un momento envidiable. De todas las escenas iberoamericanas México y España son las más creativas y potentes. Estamos en un momento de mucho talento y muchos colores en la música. Diría que estamos en el mejor momento musical desde los años 80.
¿Qué os gusta de Madrid?
Hemos vivido cinco años en Lavapiés y nos encanta Madrid.
Vamos mucho al Museo del Prado y nos gusta pasear la ciudad y disfrutar de su energía y de su gente que llena las calles como si no hubiera un mañana.
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