Crónicas íntimas de Madrid. Chamartín. Por Nacho Aguilera.
“Los domingos por la tarde, caminando a Chamartín las mocitas madrileñas, las mocitas madrileñas van alegres y risueñas porque hoy juega su Madrid.”
Esto es lo que lleva cantando José de Aguilar al himno de mi equipo, el Real Madrid, desde el año 1952. Son las mismas sensaciones que recorren por mi cuerpo cada domingo en el Bernabéu y cada vez que paseo por las calles de Chamartín.
Chamartín es mi barrio, mi vida y sobre todo son mis recuerdos.
El hoy popular distrito norte de la capital fue también el origen y memoria de alguna discusión de un joven matrimonio recién llegado a la calle Costa Rica, en el año 1973. Los motivos de las quejas de la mujer de aquella casa eran dos: Hispanoamérica era el extrarradio, casi estaba en lo cierto, y además, le alejaba de sus padres que vivían en un barrio céntrico de la capital.
En cambio, según la versión “oficial” del joven y audaz marido, lo que primaba era el convencimiento del valor del adolescente distrito y de las posibilidades de su revalorización. Esto no tenía nada que ver con tener más lejos a sus queridos suegros.
Para contextualizarnos todos, el Chamartín de los 70 no era más que una zona rodeada de pequeñas casas b: “bajas y baratas”, de resquicios de algunas colonias, de las que aún se conserva el hoy lujoso “El Viso” y la bucólica colonia socialista de Alfonso XIII en “Ciudad Jardín”.
Chamartín no era más que una aldea en el pasado, más conocida como el municipio de Chamartín de la Rosa, que se convirtió en villa después, y que no fue hasta 1948, una parte integrada dentro de la capital.
En el año 2020 a este distrito no hay quién lo pare. Es, y seguirá siendo, un referente en espacios verdes con su Parque de Berlín, por él seguirán discurriendo las vías del tren de su Estación, 50 años después de la llegada de aquel matrimonio al barrio.
Se engrandecerá con el proyecto Madrid Nuevo Norte, anteriormente llamado proyecto “Operación Chamartín», y cuidará del resto de los madrileños impulsando la economía y el empleo de nuestra capital.
Permanecerá como referente en diversidad reflejado fielmente en las calles de Prosperidad, y continuará como eje de modernidad y desarrollo en su Plaza de Castilla.
Seguirá siendo el estandarte de la calidad y de los mejores productos que puedan adquirir los madrileños en su Mercado de Chamartín. Afrontará nuevos desafíos en Nueva España, donde se mezcla cultura y modernidad, desde la Embajada de una Santa Sede hasta la construcción del primer hipermercado en 1975 en nuestro país. Hoy es el Alcampo de Pio XII, anteriormente, Jumbo, en honor a la madre de aquel simpático elefante de Disney llamado Dumbo.
Curiosamente, y con en esa referencia cinematográfica y en ese mismo lugar, estuvieron situados los estudios Sevilla Films, donde murió de un ataque al corazón el actor Tyrone Power mientras rodaba la película “Salomón y la reina de Saba”, finalmente protagonizada por Yul Brynner en 1958.
Y por supuesto, Chamartín siempre será barrio para el recuerdo, donde nadie olvidará a aquellos que injustamente fueron asesinados en 1985, en su Plaza República Dominicana.
También Chamartin fue el barrio donde escogió su primer hogar el hijo pequeño de aquellos esposos de clase media de los 70, en la misma calle Costa Rica, a tan solo 6 números donde residían sus padres.
Si me permiten esta licencia autobiográfica, como benjamín de aquel matrimonio, yo creo que mi padre aunque lo negase siempre pensó en las dos opciones que buscaba; dejar a los suegros cerca de la ribera del Manzanares, ¡grande papá!, y vivir una vida plena llena de experiencias y felicidad en Chamartín.
¡VIVA CHAMARTÍN!
