Pablo Antonio José de Olavide y Jaúregui fué escritor, jurista y político español en diferentes colonias españolas, también fue perseguido por la Inquisición española y caballero de la Orden de Santiago. Hoy da nombre a una de las plazas más agradables, populares y castizas de Madrid. Hemos recorrido su circular paseo para redescubrir su propuesta de terrazas y barras.
La Plaza de Olavide es el corazón del barrio de Chamberí y el espacio verde donde los vecinos del barrio y muchos madrileños buscan para pasear, desayunar unos churros, tapear o cenar en sus bares y terrazas.
El más antiguo de todos es el Bar Cervecería Maracaná. Santiago, su dueño, está preocupado por la poca gente que viene en esta complicada época de virus apocalípticos. Su terraza, como todas las de la plaza, está bien protegida por frondosos árboles verdes y en su propuesta gastronómica destacan, desde 1940, los boquerones en vinagre, las empanadillas, croquetas caseras o las patatas bravas y la caña bien tirada.
En sentido de las agujas del reloj, cruzando la calle Palafox, se alinean en la fachada 4 bares más. El primero rinde homenaje con su nombre a un hospital tinerfeño que salvó la vida de un familiar de Paco, dueño del bar Kybey II desde hace 33 años, «media vida» como le gusta decir a él. Simpático y amable, guarda en secreto la receta de su rica y melosa salsa brava. Además de bocadillos, puedes pedir tortilla de patatas con ensalada o la «cachucha», como llaman en este bar a la oreja a la plancha.
A su derecha está Casa Méntrida, esta vez el recordatorio es para el pueblo de Toledo. Miguel borda la tortilla española y es famoso por sus cazuelas de huevos rotos con jamón, chopitos y oreja a la plancha. También hay que probar el bocata de calamares.
Le sigue El Cuatro de Copas, un pequeño bar donde Mirta hace las tortillas de patata al gusto de cada clientes, «te la hago más cruda o más hecha, según me digas. Al gusto de cada cliente y al momento». Muy rica también su ensalada de ventresca con tomate rosa y las croquetas caseras de jamón ibérico.
En la esquina está La Matritense, carta de vino y cerveza para acompañar su oferta de cinco tortillas de patatas, clásica, con pimientos, «chorilomo», bonito en escabeche o con cebolla caramelizada.
Cruzamos ahora la calle Gonzalo de Córdoba para encontrarnos con la tienda Vino & Compañía. Y antes de llegar a la calle Trafalgar, se encuentra el restaurante italiano Flavia de Chamberí, buena pasta y buenas pizzas, local precioso decorado y servicio perfecto. También tiene terraza para las noches de verano.
Las tostadas con tomate de Casa Puebla son famosas en el barrio. Es la terraza más llena a la hora del desayuno. Además, Lucas ofrece en su carta ricas tostas de Jamón con tomate, de queso brie y jamón o de queso de cabra y cebolla caramelizada.
Cruzando la calle de Murillo, llegamos al Bar Oliva. Miguel muestra orgulloso su tortillón de patatas «doble piso» y sus clientes, además de disfrutar de buenos desayunos, esperan a la hora de la comida o cena para degustar su parrillada de carne. Otro de los clásicos de la Plaza de Olavide.
Completando la circunferencia y sin dejar de escuchar el agradable sonido de la fuente central del parque, llegamos a la Cervecería Carril: cerveza bien tirada y raciones de embutidos ibéricos, tostas y raciones de gambas cocidas, por ejemplo.
A su lado está La Taberna de Olavide, en su carta encontramos tostas, nachos con guacamole o albóndigas caseras.
A otro lado de la calle Raimundo Lulio, se cierra el circulo con Mamá Campo, un restaurante con terraza y cocina ecológica. Su crema de calabaza con naranja está muy rica, así como su picadillo de aguacate y ahumados o su hamburguesa de ternera eco.
