Brasserie Lafayette
Entre las novedades de la carta estival de Lafayette (al margen de los fuera de carta, en función de mercado), destaca la famosísima pissaladière, una suerte de pizza o coca típica de la región de Niza, ideal para esta época. La de Lafayette es la tradicional, con la célebre tapenade, a base de cebolla caramelizada, anchoas y aceitunas negras. Eso sí, aquí, en lugar de usar las de la variedad caillette, emplean las kalamata, griegas, con toques dulces y amargos.
Otro plato original y realmente sorprendente son las ancas de rana, un manjar típico de Francia que en Lafayette preparan fritas y rebozadas en harina de garbanzo y acompañadas de una ensalada fresca de hinojo y emulsión de naranja y estragón. Las ancas, con un sabor muy especial que recuerda al pollo, proceden del único criadero de ranas de España, ubicado en Carbellino (Zamora). Y para ‘pollo pollo’, nada mejor que disfrutar del coquelet de Lafayette. Este picantón, con menos de un mes de vida, tiene una carne muy fina y sabrosa. Aquí se sirve con salsa bordelesa y verduritas salteadas.
Otros platos más clásicos del espacio, e ideales para estas fechas, son también sus ensaladas, como la de Las Landas, con mollejas y jamón de pato, vinagreta de melocotón y foie, o el gargouillou del chef con vinagreta de mostaza, versión de la emblemática creación de Michel Brass.
En el apartado de postres, una novedad que conquistará a los amantes de las tartas de queso que busquen algo realmente nuevo. La tarta de queso de Lafayette es de brie y Fourme d’ Ambert, un suave queso azul de región de Auvernia y del departamento del Loira. Simplemente deliciosa, se sirve con helado de mostaza de Dijon. Por supuesto, también resulta exquisito para el verano uno de los postres más populares de la brasserie: el sablé de limón deconstruido con crema de pistacho.
Brasserie Lafayette. Calle Recaredo 2, Madrid. Precio medio por persona: 55€