Es el actor fetiche del director Jonás Trueba, tiene una compañía de teatro y una deliciosa conversación en la que desvela su actitud bohemia de actor de raza. En abril estrena como protagonista “Las leyes de la termodinámica”, la última película del director Mateo Gil.
La entrevista y sesión de fotos se realizó en el Café María Pandora a elección de Vito Sanz.
Un lugar especial, casi mágico, donde champagne y poesía lideran encuentros creados por su dueño, barman y poeta, Luismi, y a los que cada día se les regala la mejor puesta de sol de Madrid.
¿Quién eres y cómo llegas a ser actor?
Nací en Huesca en el año 1982. Así que soy un provinciano que a los 18 años decido ser actor por diferentes circunstancias.
¿Cuáles fueron esas circunstancias?
Tengo familiares vinculados con el arte, la pintura o el baile y hay actores, también. Con 16 años ya había hecho giras por Zaragoza con una compañía de teatro y siempre hago teatro, hasta que me encuentro en la vida con mi amigo Jonás Trueba y comienzo a hacer cine. Tras tres años estudiando interpretación en Barcelona, me vengo a Madrid, donde ya llevo 15 años.
¿Esa familia de artistas entendieron tu decisión?
Sí, mis padres siempre estuvieron a favor.
Con el estreno de “Las leyes de la termodinámica” y tu papel protagonista, ¿cómo definirías tu momento actual?
A nivel profesional estoy trabajando bastante y eso me alienta mucho, sobre todo cuando me ha costado arrancar bastante. Tengo 35 años y he ido haciendo mi carrera poco a poco. He sobrevivido como muchos actores como limpiador de cristales o repartidor de propaganda, pero la interpretación siempre ha estado ahí y la certeza de que un actor también debe generar sus propios trabajos, de los que saldrán bien uno, medio o ninguno, pero el impulso de intentarlo es la esencia de todo.
De hecho tienes la compañía de teatro Club Canibal.
Sí y estoy muy contento de que vaya sobreviviendo.
¿Cómo se vence el desaliento de tu profesión?
Es una profesión con demasiados momentos de crisis de la que te sales apoyado a veces por amigos, familia y otras por tu intensidad de querer seguir haciendo lo que te gusta. También porque no sé hacer otra cosa y porque la pasión y la cabezonería son buenas compañeras de viaje.
«Me gusta que la comedia sea todo lo verosímil posible, que no se note el chiste subrrayado»
¿Qué es lo que más te cuesta de ser actor y lo que más fácil te parece?
Soy malísimo en verso y disfruto mucho con la comedia… Pero sin hacer comedia, sin enfatizarla. Me gusta que la comedia sea todo lo verosímil posible, que no se note el chiste subrrayado.
¿Cómo llegas a ser el protagonista de “Las leyes de la termodinámica”?
Soy uno de los actores que peor hacen las pruebas de cásting. Pero me llega esta oportunidad y pese a que el director (Mateo Gil) me dijo que no había hecho una buena prueba, querían hacer la película conmigo.
Luego, con el guión en las manos, todo se complicó. Menos mal que hay buenos guionistas porque imagina que tengo que improvisar sobre las Leyes de Newton. Sólo Mateo se mete en este lío apasionante de la física que tras intentar entenderlo, el culo comienza a hacerse pequeño cuando te explican que no somos nada frente la inmensidad o el todo.
¿Cómo ha sido el rodaje?
Estuvimos siete semanas en Barcelona. Ya conocía al Chino Darín. A Berta y a Vicky Luengo las conocí en este rodaje.
Pero la diferencia fue que tenía que rodar todos los días, que era protagonista y sentí esa responsabilidad, que la asumí con mucho trabajo. Y yo me lo he pasado muy bien porque a Mateo Gil le gusta dialogar y debatir con sus actores.
¿Te ha servido toda esa inmersión en la física para parecer más interesante delante de tu chica?
Intenté una vez contarle una de estas leyes y veías en su cara que no se estaba enterando de nada, y encima lo estaba contando mal.
¿Puede ser ésta la película que definitivamente te comience a elevar a la categoría de estrella?
No me lo puedo plantear así, nunca se sabe y la inmensa mayoría de las veces sale mal. Creo que es mejor que la vida te sorprenda, es más divertido. Yo estoy contento con el trabajo.
¿Qué te gusta del teatro y del cine?
El teatro es de los actores y el cine es del director. La intensidad del teatro es más orgásmica y el cine es una carrera en pequeños tramos que trabajas a golpes, con un ritmo y energía diferente.
¿Qué opinas sobre la situación actual del cine?
Aunque tengo mi opinión, no tengo un discurso sobre este tema.
¿Sueños y objetivos?
No me dibujo mi futuro, no me gusta. No hay nada planificado.
Hago lo que me ofrecen. Por ahora no puedo elegir.
Una comedia para estudiar
Manel (Vito Sanz), físico prometedor y algo neurótico, se propone demostrarnos en este híbrido de comedia romántica y documental científico cómo su relación con Elena (Berta Vázquez), cotizada modelo y actriz en ciernes, no ha sido un completo desastre por su culpa, sino porque estaba determinada desde un principio por las mismísimas leyes de la física, aquellas que descubrieron genios como Newton, Einstein o los padres de la mecánica cuántica. Y especialmente por las tres leyes de la termodinámica.