Una esquina de azulejo blanco de la calle Galileo señala el lugar donde hacer una pausa y entrar a disfrutar de la cocina. El bar restaurante El Imperio escribe en color azulón su nombre y unas pizarras custodian al comensal hasta uno de los paraísos de las setas en Madrid. En otoño, la visita es indispensable.
Hace ya tres años que Gonzalo dio el relevo a unos nuevos propietarios que sabiendo del renombre alcanzado tras muchos años de trabajo y buen hacer, apenas tocaron nada en El Imperio. Como cuenta Juan Ignacio Mendoza (en la imagen), actual encargado, «solo había que seguir su estela».
Sobre la barra se presentan las cajas de madera de las diferentes especies de setas que, en temporada, llegan cada mañana a El Imperio. Aquí es dónde se pueden degustar los primeros perrechicos llegados del País Vasco a Madrid, y aquí es donde se pueden encontrar joyas micológicas como la amanitas caesarea cuando apenas se encuentran en ningún otro restaurante. Es el nirvana de las setas.

El plato estrella de otoño es sin duda el panaché de setas, compuesto por cinco variedades (siempre a precio de mercado que fluctúa casi cada día). Boletus, amanita caesarea, angula del monte, rebozuelo o níscalos suelen ser los protagonistas de este plato.

Rabo de toro, Premio Nacional
Una gran barra, un pequeño comedor y ahora, puertas abiertas hacia una terraza que favorece mucho la idea de elegir El Imperio como opción gastronómica. En su carta, además de las celebridades de temporada, merece mucho la pena probar sus alcachofas en tempura, su ensalada de pamplinas, las flores de calabacín o el rabo de toro, que ha sido Premio Nacional. Otros platos muy recomendables son la lengua de ternera, los callos, las manitas de cerdo deshuesadas -que se sirven con setas-, o los tacos de merluza. Los huevos rotos con morcilla o el lomo alto gallego madurado 52 días, son platos que también definen a El Imperio como uno de los más interesantes de la ciudad. De postre, no te pierdas el tatín de hojaldre con helado de canela.
