El dulce típico de mayo en Madrid son las rosquillas de San Isidro, y existen hasta 4 tipos diferentes, llamados tontas, listas, francesas y de Santa Clara.
Las inventó una vendedora ambulante a la que se conocía como Tía Javiera. Tanto éxito tuvieron que muchos otros decían ser parientes de Javiera para darle importancia a sus productos.
En la imagen de portada: Rosquillas de la pastelería madrileña La Mallorquina, que mantiene la receta original, a partir de ingredientes como anís en grano molido o zumo de limón natural.
Rosquillas de San Isidro
Todas se componen de la misma base, diferenciándose unas de otras simplemente en su acabado final. Las rosquillas tontas no llevan ningún acabado, no van bañadas, de ahí su nombre indicando la simpleza de su masa. Las listas van bañadas con un azúcar fondant (elaborado con un sirope de azúcar, zumo de limón y huevo batido) del color que se les quiera dar, es habitual el amarillo. Las de Santa Clara están recubiertas con un merengue seco, originalmente blanco. Finalmente, las francesas se acaban con un rebozado de granillo de almendra.