El chef indio Singh Sukhwinder lleva 30 años cocinando a fuego lento garam masala y currys en busca de los aromas y el equilibrio que todas las recetas de la cocina india necesitan para alcanzar la excelencia. En el restaurante Doli de Madrid la esencia de los sabores flota en el aire acompañada de música tradicional y un buen servicio, que hacen de la degustación una gran experiencia culinaria.
Merece la pena reservar en el restaurante indio Doli. La inmersión va más allá de la idea de comer, ya que también aporta aspectos culturales que ayudan a acercarnos al país asiático con mayor población sobre la tierra.
El chef nació en Punjab, al norte de la India, viste turbante Sij y apenas habla español pese a haber cocinado durante 30 años en Madrid, con la excepción de su etapa londinense, donde lo hizo en un restaurante con estrella Michelin. Pero echaba de menos «el Madrid acogedor» y volvió.
Una extensa carta nos lleva por toda la geografía de la India donde los platos elaborados con horno tandoori, la mezcla de especias llamada garam masala o los guisos, llamados currys, ofrecen la posibilidad de disfrutar y repetir, cuantas veces se quiera, en este buen restaurante.
Sobre el picante, Sami, jefe de sala, nos explica que no todos los platos indios son picantes y que además, los que lo son, pueden rebajarse o subirse de intensidad a petición de cada comensal. Será el chef en cocina quien maneje la pasta de guindilla verde para dejar el picante en una testimonial y suave experiencia o elevarlo a niveles de costumbre local y alcanzar el «placentero infierno»; solo para valientes o muy viajados comensales, que ya saben que el buen picante indio solo tiene que actuar en la boca y nunca más allá.
Doli es el nombre que recibe la tradicional carroza con la que la novia sale de la ceremonia camino a su nuevo hogar. Un momento de felicidad que si lo trasladamos a la experiencia gastronómica del restaurante, podríamos relacionar con la cremosidad de sus salsas, los aromas de sus especias o el equilibrio de las recetas que nos transportan a ese momento de bienestar que un buen plato y la propia zambullida cultural, es capaz de proporcionar.
La experiencia comienza con un servicio de papadums o pan de lentejas con tres salsas (yogurt de menta, mango y tamarindo), que nos acompañarán toda la comida.
Entre los platos más requeridos están las samosa de patata, guisantes y especias con semillas de cilantro. Su masa fina y ligera da muchas pistas sobre la calidad de la cocina de Doli.
Después los currys o guisos, como el pollo tikka masala, acompañado de arroz Basmati y pan naan. Muy rico.
Además, destacan sus elaboraciones en el horno tandoori o las gambas con miel y sésamo con un toque de soja, así como sus currys de cordero donde comienza el Rock and Roll de los niveles de picante, a elección.
La cocina de Doli es elegante, sincera y muy sabrosa. La leche de coco fresca, la materia prima y los niveles de picante adaptados, convierten todos sus platos en una opción perfecta para degustar y deleitarse con la cocina india.
Para terminar, en el apartado de postres, recomendamos probar el pudding de zanahoria, y si tu tolerancia al picante no era la que creías, pide una crema de mango kesar con toque de cardamomo, que la sirven fría y en vaso alto.te refrescará la boca.
El vino o la cerveza son dos grandes acompañantes de esta cocina. En Doli tienen una buena bodega donde elegir.