En el corazón del barrio de Las Letras de Madrid hay un pastelero de mirada franca y manos artesanas que cocina tartas desde el corazón y un recetario clásico para acompañar instantes deliciosos.
Juan D´Alessandro nació en Buenos Aires, se vino a vivir a Madrid hace más de 15 años y la crisis de los 40, como cuenta él mismo, le llevó a recuperar el sueño de su infancia, una etapa marcada por un padre «homófobo y del Opus, que no quería que estudiara cocina, porque eso era de mariquitas». Quería ser pastelero y se fue a París, se formó y lo invirtió todo en la Pastelería Motteau en la calle San Pedro 9.
Hace cinco años abrió este agradable rincón de sillas amarillas y columnas de hierro envejecido, en contra del consejo de sus amigos que le recordaban que Madrid era una ciudad de tapas y vinos, pero no de dulces… Esta era su ilusión y los años le han dado la razón. Podemos decir que es un imprescindible de Madrid, un lugar especial por su producto y por la atmósfera de este obrador pequeño, sencillo, rico y acogedor.
Motteau es el apellido de su bisabuela, que era pastelera en Normandía, antes de emigrar a Argentina, y lo que es seguro es que le ha dejado algunas claves fundamentales en su genética para elaborar recetas por las que la gente vuelve a su pastelería: la tartaleta de limón y merengue o la tarta de almendras sin harina de trigo, con fresas o cerezas, según temporada, son dos de los hits de Pastelería Motteau.
Juan trabaja una pastelería de buena calidad, con la mejor materia prima posible y «sin aspiraciones», declara el argentino. Pero la realidad de su cocina tiene todo lo que cualquier alma busca cuando se enciende esa necesidad de viajar a través de una cucharada de dulce y lo hace desde recetas clásicas francesas.