Nadín Ospina, artista: «Todos somos alienígenas para otros»

Tiempo de lectura: 5 minutos

Nadín Ospina es un artista Pop colombiano (Bogotá, 1960) que expone en el madrileño Museo Nacional de Antropología su obra en una exposición titulada «Yo soy otro tú». Una divertida y provocativa muestra que nos lleva a cuestionarnos cómo nos ven los demás y cómo afecta eso a nuestras vidas.
Después de visitar online su obra, hemos querido conversar con este estimulante creador sobre la sociedad en la que vivimos y el poder del arte.
Entrevista de Javier Estrada. Foto de portada: Elvia Mejía.
 

Foto Javier Rodríguez Barrera

«Si vinieran los extraterrestres nos terminarían de aniquilar con algún arma letal (probablemente ya está sucediendo)»
¿Si aterrizara una nave con extraterrestres y analizara a la raza humana, qué verían?
Si arribase una nave extraterrestre probablemente llegarían a la conclusión de que somos un experimento fallido de algún demiurgo demente. Nos terminarían de aniquilar con algún arma letal (probablemente ya está sucediendo), se llevarían como muestras vitales exitosas, en su arca espacial, a algunas parejas de ratas, de pulgas y de cucarachas y extraerían algunos objetos notables como el tocado de Moctezuma, la Victoria Alada de Samotracia y algunos huevos de Fabergé como prueba de la existencia de una raza alada a la que esta perversa humanidad envidiosa se encargó de exterminar.
Todos somos iguales… pero todos nos podemos sentir como extraterrestres. ¿Cuál es según tú, la reflexión necesaria?
Todos somos alienígenas para otros y todos podemos confrontar la experiencia del extrañamiento, ese sentirse inapropiado, incómodo o rechazado en un entorno ajeno. Basta con cambiar de entorno geográfico, incluso dentro del país propio, incluso en la propia ciudad, para experimentar la desfamiliaridad. Las fronteras físicas y mentales llenan el mundo de inesperadas barreras. Los shibboleths (esos acentos claves que distinguen algunos grupos sociales de otros) son herramientas vivas de discriminación que toman nuevas connotaciones en un mundo lleno de incertidumbres y miedos.
«Las políticas nacionalistas y fundamentalistas identifican estos miedos primitivos y los usan como herramientas de control social»
Foto Elvia Mejía

¿Cuáles son los motivos fundamentales de la discriminación y la estigmatización?
Los motivos de la discriminación y el aislamiento son atavismos de defensa social que perviven y se arraigan en el presente como formas arcaicas de supervivencia. Las políticas nacionalistas y fundamentalistas identifican estos miedos primitivos y los usan como herramientas de control social y empoderamiento. El individuo preso de temores reales o infundados declina su albedrio en el supuesto defensor controlador y sigue ciegamente los parámetros de conductas aislacionistas, discriminatorias, xenófobas y racistas.
¿Cómo afecta a nuestra identidad el trato que demos a nuestros semejantes?
El rechazo al Otro es un mecanismo de refuerzo de identidades tribales que mantiene vigentes ciertas tradiciones, costumbres y códigos vernáculos, pero niega la experiencia de la diferencia, la confrontación de ideas, el desarrollo de intercambios productivos y la ampliación de la conciencia y el conocimiento. La experiencia gregaria y diversa hace al individuo un ser con una conciencia superior de sus propios valores y su singularidad como un elemento de interacción social.
Foto Javier Rodríguez Barrera

 
¿Cuáles pueden ser las posibles soluciones?
La solución a esta patología social es la educación en la bondad de la diferencia y en la aceptación del Otro como dador de experiencia, de conocimiento, de gratificación y de emoción estética, sensorial y sensual.
«Las grandes mentiras históricas son la creencia de una supuesta superioridad racial y los dogmas de fe religiosa»
¿Cuáles han sido las grandes mentiras contadas por la historia que todavía afectan a nuestro comportamiento?
Las grandes mentiras históricas son la creencia de una supuesta superioridad racial y los dogmas de fe religiosa. La primera segrega, oprime, esclaviza ; los segundos fomentan el odio, la ignorancia y el fanatismo.
¿Eres optimista con un futuro mejor?
Si, a pesar de todo. Creo que es la conciencia irrevocable de que la declinación de la esperanza es una rendición suicida. La lucha por construir un futuro mejor, en mi caso a través del arte, es un propósito ético irreductible.
¿Qué conversación has querido tener con el visitante de tu exposición “yo soy otro tú”?
Una divertida y sorprendente en la que me cuente cómo siente, cómo ama, cómo se expresa, cuál es su sentido de la belleza, del dolor, si existe en su mundo la idea del arte.
¿Qué has aprendido en el Museo Nacional de Antropología?
En el museo, he aprendido que aún se puede tener fe en la humanidad, que hay personas que en medio de este mundo calamitoso tienen mentes abiertas y generosas dispuestas a dialogar incluso desde un lugar tan anclado en las historias del pasado. Y he corroborado mi convicción de que el valor de las tradiciones y las herencias culturales está en el poder de dialogancia y en la aplicación del pensamiento crítico a la revisión histórica.
Foto Elvia Mejía

¿Por qué eres artista?
Soy artista porque tengo un innato sentido del asombro, una susceptibilidad a encontrar la singularidad de las bellezas, del dolor, de las emociones, de lo extraño, de lo nuevo, de lo diferente, de lo perturbador, de lo excitante. Y ese asombro me impele a comunicar, a crear una herramienta, un dispositivo para expresar esta experiencia sensible.
«El arte es una herramienta de pensamiento, un espacio de libertad, un instrumento crítico para abordar el mundo»
¿Qué es el arte?
El arte es una herramienta de pensamiento, un espacio de libertad, un instrumento crítico para abordar el mundo y la realidad como circunstancias a dilucidar, a traducir, a cuestionar, a deconstruir, a intervenir. El arte es sensación, poética y resistencia.
¿Cuál es el error más común que ves en la sociedad cuando se enfrenta al arte?
El mayor error proviene del arte mismo, del sistema del arte que es una torre de marfil con un carácter arrogantemente dogmático. El artista trabaja y emite para el mundo del arte. El diálogo del arte se autolimita a un grupo especializado que habla un código hermético y excluyente. El mundo del arte debe destituir esta actitud críptica en aras de un crecimiento en su función social y en su integración a una comunidad más amplia. Los artistas, los académicos, los críticos, los comisarios, los galeristas y todos los agentes del medio deben comprender y poner en práctica las enseñanzas de estos tiempos de crisis en que la comunicación mediática se convierte en un canal indispensable de conocimiento, difusión e interacción.
Foto Javier Rodríguez Barrera

El arte es la tabla de salvación de esta sociedad extraviada y autodestructiva. Es el vehículo que nos eleva a una condición de humanidad que valora la compasión, la belleza y la ética como elementos de un cambio de paradigma.
El arte es el camino para comprender el valor de lo invisible al deslumbramiento, lo fundamental, lo que nos permite ver al mundo y a los otros con unos ojos desprovistos de prejuicios e imposturas.      
Fernando Castro Florez citando a Walter Benjamin dice en un comentario reciente: “Hoy en día, nadie debe empecinarse en aquello que «sabe hacer». En la improvisación reside la fuerza. Todos los golpes decisivos habrán de asestarse como sin querer”. Y añade: “Sin querer, pero con deseo, con pasión, ahora que parece ser que no tenemos salida, pensar estas calles de dirección única que se abren en todas direcciones tal vez sea lo más hermoso.”
 
+ información sobre la exposición «Yo soy otro tú», de Nadín Ospina, en el Museo Nacional de Antropología. AQUÍ.

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