Madrí Madre, la taberna de Martín Berastegui en Madrid, abre hoy
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El cocinero donostiarra apadrina esta propuesta en la calle Ferraz en la que ofrece platos pensados para disfrutar en grupo, como la ensaladilla con bogavante, melosos callos o su steak tartar preferido.
Iñaki Rodaballo.
Iñaki Rodrigo (Vitoria, 1969), conocido como Iñaki Rodaballo, es el chef que ejerce de jefe de cocina, completa la carta con propuestas como unas bravas con aspecto de caramelos o un guiso de cerdo y garbanzos ideado para comer de un bocado.
Tortilla de bacalao.
El bar, situado junto a la Plaza de España, es un espacio, amplio y luminoso, homenajea a las tabernas capitalinas de siempre y se encuentra junto a la plaza de España, nuevo punto neurálgico de la ciudad.
Buenas tardes.
Hoy nos hemos llevado una de las mayores decepciones, mi mujer, una amiga y el que aquí escribe.
En la puerta un camarero que parecía querer disuadirnos de entrar porque «había mucha gente» y «tendrán que tomar lo que sea en una columna», cosa esta ultima frecuente en bares abarrotados en cualquier ciudad; dos camareros, dos, para atender a la barra, más perdidos que desbordados, es decir casi 10 m para pedir 3 cañas; los «caramelos» de patata, bien presentados y recién fritos, con el relleno frío, frío.
Volveremos por quitarnos el mal sabor de boca y por los buenos recuerdos en Lasarte, Bodegón Alejandro, el Kursaal, abajo y arriba, …
Martín, a ver en quién delegas.
Atención mala, descuidada y despistada, malísimo servicio y atención. No nos ofrecen lo de fuera de carta y cuando lo vemos sacar y pedimos ya no tenían. Parece que los camareros no cobran del
desastroso trato que recibimos. Luego como no enciendan los ventiladores, que deben tener de adorno te mueres de calor. En fin una gran decepción. La comida bien, pero cuando te sirven mal es difícil valorarlo.
Atención mala, descuidada y despistada, malísimo servicio y atención. No nos ofrecen lo de fuera de carta y cuando lo vemos sacar y pedimos ya no tenían. Parece que los camareros no cobran del
desastroso trato que recibimos. Luego como no enciendan los ventiladores, que deben tener de adorno te mueres de calor. En fin una gran decepción. La comida bien, pero cuando te sirven mal es difícil valorarlo.
Buenas tardes.
Hoy nos hemos llevado una de las mayores decepciones, mi mujer, una amiga y el que aquí escribe.
En la puerta un camarero que parecía querer disuadirnos de entrar porque «había mucha gente» y «tendrán que tomar lo que sea en una columna», cosa esta ultima frecuente en bares abarrotados en cualquier ciudad; dos camareros, dos, para atender a la barra, más perdidos que desbordados, es decir casi 10 m para pedir 3 cañas; los «caramelos» de patata, bien presentados y recién fritos, con el relleno frío, frío.
Volveremos por quitarnos el mal sabor de boca y por los buenos recuerdos en Lasarte, Bodegón Alejandro, el Kursaal, abajo y arriba, …
Martín, a ver en quién delegas.
Atención mala, descuidada y despistada, malísimo servicio y atención. No nos ofrecen lo de fuera de carta y cuando lo vemos sacar y pedimos ya no tenían. Parece que los camareros no cobran del
desastroso trato que recibimos. Luego como no enciendan los ventiladores, que deben tener de adorno te mueres de calor. En fin una gran decepción. La comida bien, pero cuando te sirven mal es difícil valorarlo.
Atención mala, descuidada y despistada, malísimo servicio y atención. No nos ofrecen lo de fuera de carta y cuando lo vemos sacar y pedimos ya no tenían. Parece que los camareros no cobran del
desastroso trato que recibimos. Luego como no enciendan los ventiladores, que deben tener de adorno te mueres de calor. En fin una gran decepción. La comida bien, pero cuando te sirven mal es difícil valorarlo.