“La Movida nos pasó por encima como una apisonadora”: Álvaro Urquijo

Tiempo de lectura: 7 minutos

Los Secretos celebran sus 40 años sobre el escenario

Han pasado cuatro décadas y canciones como “Déjame”, “sobre un vidrio mojado” o “Quiero beber hasta perder el control” son himnos de varias generaciones, éxitos muy capaces de ponerte a bailar o estremecerte, temas que resisten la gloria y la tragedia, como la propia historia de quienes las siguen tocando. Texto: Javier Estrada. Fotos: Marta Pich.

Los Secretos volvían de dar un concierto en Mallorca cuando charlamos con Álvaro Urquijo. Estaba encantado de la buena reacción del público a los temas del nuevo disco del grupo, “Mi paraíso”, que todavía no había salido y ya lo cantaban en conciertos, pudiendo testar y retocar las canciones ante el inminente estreno. Álvaro habla con energía y mucha ilusión, comenta “la suerte que tienen de gustar”.
Creo que, a estas alturas, es más justo hablar de talento y trabajo que de suerte.
También hay que buscarla. Pero el cariño y que a la gente le guste tu música es una cuestión de suerte.
¿Cómo va a ser ese concierto del 5 de julio en el Teatro Real, abriendo el Universal Music Festival para celebrar vuestro 40 aniversario?
Solo en los inicios del grupo hacíamos canciones, las tocábamos en directo y después, sacabas el disco. Ahora nos pasa lo mismo. Tenemos las canciones, las estamos tocando en directo y el disco todavía no está terminado. Es un experimento que nos está gustando mucho porque mides el pulso de las canciones en el escenario y cómo se defienden frente a las otras de nuestro repertorio. Son 29 canciones, 2,15 horas de concierto y muchos momentos emocionantes, como el homenaje a mi hermano Enrique, que por muchos años que dure el grupo sabemos que sin sus canciones no estaríamos tocando en este siglo. Todo eso va a pasar en el Teatro Real.

«Tenemos un curso de 40 años de Los Secretos y lo que hacemos es ejercer o ejecutar ese género que se llama Los Secretos»

 

LOS SECRETOS tocan el próximo día 5 de julio en el Teatro Real, para abrir el Universal Music Festival. Además de presentar su nuevo disco “Mi paraíso”, soplarán las velas de su 40 aniversario tocando buena música pop.

 
¿A qué suena “Mi paraíso”?
Es una síntesis de lo que son Los Secretos. Con 18 años éramos un grupo power pop, en el 86 fuímos un grupo country-folk, en los 90, un poco más pop eléctrico, Nueva Ola. Y a partir del año 2000 (ya sin Enrique Urquijo) somos Los Secretos con todo ese bagaje: son las guitarras de 12 cuerdas, los solos de Ramón (Arroyo), el órgano de Jesús (Redondo) o las armonías vocales, ahora con hasta tres voces en muchos de los temas.
Tenemos un curso de 40 años de Los Secretos y lo que hacemos es ejercer o ejecutar ese género que se llama Los Secretos, donde se aúnan géneros como la ranchera, el folk, las armonías vocales de los Eagles, pasando por un pop efervescente y ochentero, y la madurez.
Es fantástico recibir el entusiasmo con el que hablas de todo esto. ¿Cómo se mantiene esa ilusión?
Es parte de la ecuación mágica. Para mantener ese nivel de energía e ilusión hemos dado muchos saltitos laterales, es decir, hemos hecho trío acústico y quinteto acústico, en “Con cierto sentido” quitamos los teclados y tocamos con una sección de cuerda de 20 músicos. Hicimos hasta 14 arreglos para tocar con una sinfónica.
Todo ese tipo de variaciones y experimentaciones hacia zonas que nunca habías imaginado, nos ha hecho mantener siempre esa ilusión, además de darnos más capacidad y solvencia como grupo.
No nos hemos estancado nunca. Con todos mis respetos, si ahora escuchas a otro grupo de los 80 que siga tocando, te aseguro que han aprendido muy poco desde entonces.
¿Tuvisteis que abandonar la nostalgia para avanzar y sobrevivir?
No fue sencillo, yo en el micrófono era un primerizo y tuve que tomar muchas decisiones, la primera saber que no podríamos parar de aprender y pefeccionar; también emocionalmente hablando.
En el año 2002 sustituí la guitarra eléctrica por una acústica para acompañar mejor mi voz. Hemos mejorado día a día y tenemos esa actitud de progresar.
 

«Un día mi padre llegó a casa con el primer disco en solitario de Stephen Stills, una fusión entre folk y jazz, que cayó en nuestras manos y eso desencadenó todo»

 
¿De qué sueños hablábais cuando todavía no os habíais subido a un escenario?
Hablábamos de cumplir un sueño.
Mi padre fue el culpable de todo esto. Siempre nos daba dinero para comprar libros o discos. Le gustaba mucho Ray Charles, Duke Ellington, el jazz y tenía discos del Ragtime. Un día llegó a casa con el primer disco en solitario de Stephen Stills, una fusión entre folk y jazz, que cayó en nuestras manos y eso desencadenó todo.
De 1977 al 79 se convirtió en una obsesión escuchar música e ir descubriendo a todos los grupos y cantantes posibles. Compramos una guitarra y los tres hermanos (Javier, Enrique y Álvaro) comenzamos a pelearnos por tocarla. Después compramos una acústica y nos pusimos a imitar a nuestros héroes, que habíamos descubierto en los discos.
Y después, un día llegó nuestro amigo Canito, contándonos que su padre le había regalado una batería. Comenzamos a ensayar en un local en Torrejón de Ardoz y cuando nos echaron de allí, caímos en unas salas de ensayo donde estaban Mermelada, Los Zombies o Kaka de Lux.
¿Qué conservas de esa época?
Honestamente, creo que la esencia no ha cambiado. La actividad cerebral que genera la música hace que mantengas siempre el mismo espíritu. De hecho, los músicos, somos todos un poco inmaduros porque vivimos en esa burbuja espacio-temporal que nos protege y nos deja seguir haciendo gamberradas y comportarnos como eternos críos.
¿Cuál es el secreto del éxito de tantas canciones de Los Secretos para perdurar y gustar a generación tras generación?
No tengo una respuesta. Lo que sí tengo es agradecimiento. Pero sí es verdad que dimos con patrones sencillos de una manera muy natural, y eso hace que gustes a más gente. Nos han dicho que nuestras canciones no tenían mérito por que eran tres acordes y cambio cada ocho compases. Y no, precisamente el mérito es que con tres acordes y ocho compases hemos hecho una canción distinta cada vez y además, bonita.
La segunda explicación sería que Los Secretos nunca tuvimos a las modas musicales en nuestro punto de mira y siempre apostamos por hacer lo que nos gustaba. Además de las veces que hemos tenido que partir de cero por culpa de la carretera o la mala suerte como sucedió con Canito, Pedro o mi hermano Enrique.
¿Qué tipo de músicos os han hecho ser los éxitos y las tragedias?
Somos la suma de esos dos extremos, pero creo que más las derrotas y la capacidad de levantarnos.
¿Cómo fue el momento de decidir seguir tras la muerte de Enrique?
Tuve una sensación de usurpación, de pensar que no tendría que estar aquí tocando las canciones de mi hermano, pero enseguida pensé, y quién las va a cantar si no. Esa conversación conmigo mismo la he tenido durante muchos años. Ahora ya me siento suficientemente capacitado para defender la obra de mi hermano, sobre todo porque él estaría encantado.
¿Cómo ha cambiado la industria discográfica y cómo os habéis sabido amoldar?
Ha sido duro. No hemos sacado disco nuevo en los últimos 7 años porque yo estaba enfadadísimo con el mundo.
Hemos vivido muy bien vendiendo discos y nos daba la tranquilidad de dedicar tiempo a componer. Ahora el directo es la única fuente de financiación y promoción. (Los Secretos hacen 84 conciertos al año).

«A nosotros La Movida nos pasó por encima como una apisonadora»

¿Qué recuerdos tienes de La Movida?
A nosotros La Movida nos pasó por encima como una apisonadora. Los Secretos comenzaron antes y cuando La Movida estaba arriba, nosotros estábamos hundidos en la miseria, enterrando a un amigo (el batería Pedro Antonio Díaz, muerto en accidente de tráfico cuando viajaba desde Guadalajara a Madrid para ensayar con el grupo). Nunca salimos en programas de televisión como “La edad de oro” o “La bola de cristal”. Solo salimos haciendo playback en “Aplauso”.
¿Cuáles fueron vuestras primeras referencias nacionales?
Había muy poco “poperito” español. Teníamos la referencia de Tequila, Burning, a los que adorábamos, igual que a Aute, Serrat, un incipiente Sabina, Los Rodríguez o Pablo Milanés. Muchas de estas canciones se las ecuchábamos cantar a nuestro abuelo materno que se sabía todo el repertorio de María Dolores Pradera, y Enrique se fijó en la letra de la canción “Un mundo raro” (de José Alfredo Jiménez), tan sencilla y tan emotiva. Germen y principio del estilo de Enrique, que me decía, ¿por qué no podemos hacer algo así?
¿Cuál es tu opinión sobre el pop español actual?
No escucho mucho la música que se está haciendo hoy. La explicación es sencilla: una gran parte de mi tiempo lo absorben Los Secretos. Después, siempre he tenido la necesidad de recuperar esos discos que no me pude comprar en los años 80 y que siempre he seguido buscando. Ahora me da por explorar esa época de la que sigo disfrutando y cogiendo ideas. Por ejemplo, me encanta escuchar a Los Jam, que nos influenciaron muchísimo.
También porque no encuentro en la música pop de hoy información que me valga, como sí lo hacen estos grupos que revisito una y otra vez.
¿Qué ha significado Madrid como musa de Los Secretos?
A nosotros nos empezó a gustar la música por culpa de mi padre, por culpa de mi abuelo materno y por las emisoras de radio de Madrid, que pinchaban mucha música y muy buena.
Comenzamos llevando una radio en la mano para escuchar música todo el día, en todas partes y esas emisoras pinchaban nuestras maquetas cuando no éramos nadie. Las emisoras de Madrid han sido nuestra biblia y nuestra educación. Además, la ciudad tenía esa energía tan especial que vivíamos en los pubs, como el Penta o la Vía Láctea. La música no solo corría por nuestras venas, es que estaba pegando muy fuerte en todo el mundo. Estamos hablando del año 1976 hasta final de los años 80.

«Pienso que la televisión de hoy está jodiendo al país poniendo tanta mierda»

¿Qué opinas de la sociedad de hoy y qué echas de menos de aquellos años?
La sociedad en la que vivimos hoy es mucho mejor que la de hace 40 años.
Aunque hoy la información nos bombardee constantemente con catástrofes, el hambre, el analfabetismo, los Derechos Humanos o la mortalidad infantil, estamos mil veces mejor hoy que entonces.
Después están mis principios y ahí sí veo algunas cosas que no me gustan. Por ejemplo la pérdida de atención a la cultura. Creo que si un gobierno concede una licencia a una televisión privada, debería obligar a emitir horas de cultura a cambio.
Pienso que la televisión de hoy está jodiendo al país poniendo tanta mierda.
De la misma manera que si doy una licencia de radio, pido un cierto proteccionismo y exijo que ponga música española.
Creo que el problema son los políticos, que solo dicen lo que les interesa escuchar a sus posibles votantes. Siempre veo en sus palabras argucias para conseguir votos y nunca propuestas reales para solucionar problemas reales. Lo políticos deberìan hablar de las personas, de ciencia, cultura y tecnología y nunca de banderas, de ellos mismos o del pasado, de cosas ya vividas.
 
Comprar entradas para el concierto de Los Secretos del 5 de julio en el Teatro Real de Madrid. AQUÍ.

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