El Espacio Fundación Telefónica de Madrid programa dos exposiciones: una dedicada al genial humorista Miguel Gila, que se titula «Gila al aparato» y otra, «Bill Viola: espejos de lo invisible», que propone un recorrido por la obra del video artista más famoso del mundo.
Dos planes perfectos, en un mismo sitio, para cualquier día.
Miguel Gila nació en Madrid en el año 1919 y fue un humorista genial, único y precursor del monólogo, que tanto éxito tuvo en televisión y en decenas de teatros de todo España. Además fue dibujante y actor. En el espacio Efemérides, la Fundación Telefónica se fija en su obra y en cómo innovó en los diferentes ámbitos profesionales en los que se involucró. Gila fue un pionero del humor y supo transformar las realidades tristes que le tocó vivir en un absurdo de carcajada y recontar su vida como él quiso contarla. Para Gila había que “llorar poco y reír mucho”.
Antes de actuar en los escenarios que le dieron la fama, Gila ya era conocido por sus intervenciones en la radio. En este medio vieron la luz sus programas de humor y también de crítica, como la Vieja Chismosa o los dirigidos a los niños como Radio Cocoliche. Además radia partidos de fútbol y obras de teatro que visitan Zamora, la ciudad en la que comenzó en la radio y pone aquellos discos dedicados de los que quizá ya pocos se acuerdan.
La muestra recorre el Gila humorista, el dibujante de viñetas cómicas o el actor de anuncios de publicidad.
La exposición del video artista Bill Viola, ofrece un amplio recorrido por la trayectoria del video artista, que ha evolucionado paralelamente al desarrollo de la tecnología del vídeo en los últimos 40 años. A la vez que reflexiona sobre la condición humana y el paso del tiempo.
Bill Viola (Nueva York 1951) es reconocido internacionalmente como uno de los artistas más destacados de nuestros tiempos y uno de los grandes pioneros del videoarte. Con una trayectoria artística de más de cuatro décadas, sus obras están plagadas de elementos simbólicos, referencias a la espiritualidad y al mundo del arte, y centradas en cuestiones universales como el nacimiento, la muerte y el paso del tiempo”.
Así, sus trabajos abren camino a los sentidos para vehicular sentimientos y generar estados de ánimo. En sus creaciones sin palabras la imagen se siente, se escucha, remueve y desvela profundas emociones. El movimiento ralentizado y en bucle sumerge al espectador en un mundo interior, profundizando en las experiencias fundamentales de la existencia para «despertar el alma». Sus obras, de una intensidad y una belleza extraordinarias, son únicas y siempre nos conmueven.
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