Las cuatro farolas de la Plaza Mayor
Nuestra Plaza Mayor ha cumplido cuatrocientos años, y en este tiempo ha sido escenario de múltiples festejos y actos sociales desde beatificaciones a autos de fe, pasando por corridas de toros, carnavales o desfiles y procesiones. Como testigo de algunos de estos acontecimientos, en el año 1989 se crearon cuatro farolas con bancos incorporados, las cuales aparte de iluminar la plaza, sirven para recordar su historia; ya que cada una de ellas tiene en su respaldo una serie de bajorrelieves en bronce que cuentan algunos de los episodios históricos que ahí tuvieron lugar.
Carnavales
Los carnavales tuvieron una gran importancia en la ciudad de Madrid. Los madrileños disfrutaban de las divertidas celebraciones ocultos tras sus máscaras. Durante estos días, la relajación de las normas permitía toda clase de excesos. Se tiraban cubos de agua a los paseantes desde los balcones. Se hacían batallas burlescas en las cuales los participantes se lanzaban huevos podridos, pellas de nieve, bolas de estopa…e incluso pedreas. También era costumbre celebrar representaciones teatrales satíricas llenas de mofas y parodias, conocidas como mojigangas.
Pero los excesos del carnaval madrileño tendrían los días contados, ya que, sería el rey Carlos III quien llegaría prácticamente a prohibir totalmente los carnavales para controlar a la población durante estas celebraciones. Para tal fin se impusieron multas y castigos físicos. El resultado fue que los carnavales y mascaradas poco a poco se hicieron menos festivos y populares, quedando prácticamente en el olvido.
Ajusticiamientos
La Plaza Mayor ha sido testigo y escenario de los más crueles ajusticiamientos y escarnios públicos. Para tal fin se creaban patíbulos ex profeso haciendo de la Plaza el escenario de estos macabros acontecimientos. Curiosamente, cada estamento social tenía una manera y un lugar para morir, siendo la horca el más habitual para la gente del pueblo y el hacha o cuchillo para la nobleza. El lugar elegido para la nobleza, situaba el patíbulo frente a la Casa de la Panadería y el lugar para el pueblo situaba el patíbulo frente a la Casa de la Carnicería, en este último caso casi comparándolos a simple carnaza de matadero.
Cabe destacar en este sentido el Auto general de Fe de 1680 que marcó para siempre la historia de la Plaza. El resumen del Auto general de Fe de 1680 concluye que 104 reos fueron condenados por judaizantes y procedentes en su mayoría de Portugal. Hubo además 1 mahometano, 2 herejes y 11 reos por delitos menores. Sus edades comprendían desde los 14 años hasta los 70 años.
Los reos que ya habían fallecido o estaban fugados se representaron en el Auto de Fe a través de estatuas de cartón que ardieron en la hoguera. A parte de la pena de muerte, se dictaron otras penas como cárcel, azotes, destierro, galeras, confiscación de bienes, vergüenza pública, adoctrinamiento en la fe o prohibición de ir a los puertos, entre otras.
Tauromaquia
Desde sus orígenes la Plaza Mayor ha estado ligada a la tauromaquia. Incluso se podría afirmar que las corridas de toros en la Plaza fueron uno de los eventos más populares; celebrándose ininterrumpidamente desde su construcción hasta el año 1846. En este año y tras los festejos para conmemorar la doble boda de la reina Isabel II y la de su hermana, María Luisa Fernanda, las corridas fueron suprimidas y el espacio fue adoquinado y ajardinado; colocándose en el centro la estatua ecuestre de Felipe III, que hasta entonces estaba en la Casa de Campo. De esta manera quedaría en desuso la tradición de celebrar festejos taurinos en la Plaza Mayor. Aunque sorprenderá saber que la última corrida de toros que se celebró en la Plaza Mayor fue en junio de 1970, dentro del programa llamado “Las Fiestas Medievales”, organizadas por el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
Incendios
Tres grandes incendios marcaron la historia de la Plaza Mayor. Estos incendios tuvieron lugar en los 1631, 1672 y 1790. El último y más virulento, arrasó prácticamente con la totalidad de la Plaza. El fuego se extendió rápidamente debido a que los aljibes de la Plaza estaban vacíos y no había suficiente agua en los pozos de los alrededores para apagarlo. La única forma de parar el incendio fue derribar los edificios colindantes para que hicieran de cortafuegos. Por lo que el resultado fue la práctica destrucción total de la Plaza Mayor.
La Plaza fue reconstruida por el arquitecto Juan de Villanueva. En la reconstrucción se respetaron bastante las trazas de Gómez de Mora, siguiendo el modelo de la Casa de la Panadería, que fue prácticamente el único edificio que se salvó de las llamas. La novedad más notable fue el cerramiento completo de la Plaza, creando una serie de arcos de acceso en las calles que desembocan en la misma. También se rebajó la altura de los edificios de cinco a tres plantas y se unificó mediante un tejado corrido de pizarra, salteado de buhardillas.
Enrique Tierno Galván
Conocido como el viejo profesor, Tierno Galván es uno de los alcaldes más queridos y conocidos de Madrid. Nació en Madrid en 1918, fue sociólogo, político y ensayista, Doctor en Derecho y Filosofía y Letras, catedrático de Derecho político de la Universidad de Murcia y de la de Salamanca.
En abril de 1979 fue elegido alcalde de Madrid, cargo para el que fue reelegido en abril de 1983.
Durante sus casi siete años de mandato llevó a cabo importantes reformas e incluso llegó a ser abanderado de la Movida Madrileña. Enrique Tierno Galván fallecía el 19 de enero de 1986, siendo despedido el día 21 de enero en un acto multitudinario en plena transición.
En los relieves de las farolas de la Plaza Mayor podemos leer fragmentos de dos bandos de la alcaldía con fecha 1 de diciembre de 1981, y de 16 de noviembre de 1982, en los que Tierno Galván defendía la joven Constitución de 1978 como base de la democracia española.
Por Luis Pérez. Historiador del arte y gestor cultural. Miembro de Madrid en Ruta.
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