La cabalgata de Madrid es uno de los acontecimientos más esperados el año. La noche del 5 de enero la ciudad se llena de magia y color, es la noche donde los sueños de miles de niños se hacen realidad. La noche en la que, si te has portado bien, pueden cumplirse tus deseos o por el contrario, puedes recibir carbón por haberte portado mal.
En la década de los años veinte del siglo XIX era tradición salir a la calle la noche del 5 de enero con escaleras a esperar la llegada de los Reyes Magos. Los madrileños se disfrazaban y se teñían la cara de negro, formando un gran alboroto y jolgorio dirigiéndose a las puertas de la ciudad para ver llegar a sus Majestades de Oriente. A lo largo del recorrido se iba uniendo con una gran alegría cada vez más gente con sus escaleras, sus pitos, cencerros y matracas, sus disfraces y sus antorchas para iluminar la comitiva. Según se acercaban a las diversas puertas de la ciudad los gritos de “Ya los veo”, “ya están aquí”, “ya llegan”, eran cada vez más fuertes.
Más profana que religiosa
Esta tradición era muy criticada por la prensa de la época, incluso llegaba a tachar a los asistentes de “bobos”, puesto que los reyes nunca llegaban a la ciudad. Realmente la fiesta tenía más un carácter profano que religioso. Prueba de ello es una copla de la época que decía: «¡Ya llegan los Santos Reyes! Toma la bota, Damián, que cuanto más vino bebas antes los verás entrar».
Ante el aumento del jolgorio y los disturbios año a año, en 1882, el alcalde José Abascal publicó un bando en el que se cobraría cinco pesetas a quien quisiese festejar la noche de Reyes. Así se pretendía evitar las algarabías que ocasionaban los madrileños durante esta noche. Este hecho hizo que poco a poco se fuese desvaneciendo la tradición de esperar a los Reyes Magos con las escaleras por las calles de Madrid.
El hospital San Rafael
No será hasta el año 1910 cuando se vuelva a celebrar de nuevo la llegada de los Reyes Magos a Madrid. La cabalgata organizada por el Hospital de San Rafael, es una de las primeras de las que se tiene referencia escrita. Tenía como objetivo entretener a los niños enfermos y hacerles regalos en nombre de sus Majestades de Oriente.
Posteriormente, en el 1915 el Centro Hijos de Madrid organizó una gran cabalgata en la cual Melchor, Gaspar y Baltasar recorrieron las calles con todo un séquito de pajes, músicos, heraldos y hasta varios exóticos dromedarios. Como curiosidad, los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia salieron al balcón del palacio Real para saludar al paso de la comitiva real.
Esta cabalgata tenía como finalidad repartir regalos a los niños de los hogares infantiles, asilos y hospitales.
Anteriormente había habido en Madrid otras cabalgatas de menor envergadura, creadas por agrupaciones benéficas, con la misma finalidad, que sus Majestades entregasen regalos en hogares infantiles, hospitales, asilos y colegios.
En 1929 hubo una cabalgata a cargo del diario El Heraldo, en la cual colaboró por primera vez el consistorio municipal. En la cabalgata también participaron artistas del Circo Price, los cuales fueron amenizando el recorrido con sus actuaciones circenses, además de gigantes y cabezudos En esta ocasión los Reyes Magos fueron montados a caballo.
La primera del Ayuntamiento
Pero la primera y gran cabalgata municipal tuvo lugar en el año 1953, siendo alcalde de la villa el Conde de Mayalde, José Escribá de Romaní. Esta cabalgata contó con un presupuesto de 60.000 pesetas y poco a poco fue aumentando en presupuesto y colaboraciones; siendo las más conocidas las de Galerías Preciados y El Corte Inglés. La comitiva salió desde las Escuelas Aguirre, subió por Alcalá, atravesó la Puerta del Sol hasta llegar a la Casa de la Villa, donde había instalado un enorme Belén, en el cual finalizaron su recorrido los Reyes Magos.
Desde este año en adelante, las cabalgatas municipales han traído a sus Majestades de Oriente en todo tipo de transportes: desde dromedarios, caballos, pasando por Vespas hasta el transporte más excéntrico: retroexcavadoras. Muchos fueron los artistas que quisieron participar haciendo realidad los deseos de los niños, convirtiéndose en reyes magos, como fue el caso del escritor Ramón Gómez de la Serna (el cual en 1935 fue el rey más literato, repartiendo libros infantiles, donados por librerías madrileñas).
Y llegaron los políticos
Con los años se fue convirtiendo en tradición que los Reyes Magos fueran personajes político y concejales.
En los últimos años cada cabalgata ha tenido temática concreta y sus personajes y carrozas tiene un leitmotiv que da sentido al conjunto, materializando los sueños de grandes y pequeños en la que es la noche más mágica del año; en la que la ciudad se llena de luz y color y donde se mezclan la fantasía y la realidad haciendo soñar a los espectadores al paso de los Reyes Magos y su séquito.
Por Luis Pérez, historiador del arte y gestor cultural. Miembro de Madrid en Ruta.