Entrevista con Francisco de Paula, alias “Blue Jeans”, autor de la exitosa saga juvenil “El club de los incomprendidos”
Blue Jeans es el autor de la novela juvenil romántica más importante de los últimos años, con más de medio millón de lectores en todo el mundo. Acaba de publicar el final de “El club de los incomprendidos” su trilogía más famosa, y hemos querido conocer de cerca a este escritor sevillano.
Tienes nombre de buen torero, ¿te aporta algo de templanza, valor y arte a tu día a día? No soy taurino. Y ni siquiera firmo los libros con mi nombre.
¿Cómo se fragua “El Club de Los Incomprendidos”? Después de “Canciones para Paula” no era fácil crear otra historia de adolescentes. En realidad, el proceso fue muy natural: me senté delante del ordenador y me dejé llevar, como hago siempre. Solo tenía un concepto claro, que era el que quería reflejar en la historia: los jóvenes siempre se han sentido incomprendidos.
Literatura juvenil, ¿Cuáles son las claves, los aderezos de tus historias para que hayan alcanzado tanto éxito? Hay que escuchar a los jóvenes y adaptarse a ellos. Somos muchos los que nos dedicamos a escribir novelas juveniles y hay historias de todo tipo. Cada autor tiene su propio estilo y su manera de contar las cosas. En mi caso, trato la realidad de la manera más rigurosa posible para que los lectores se sientan identificados con los personajes y lo que les sucede.
¿En qué te fijas para seguir escribiendo best sellers? Yo creo que uno no escribe pensando en las ventas. Intento buscar temas que sean actuales y que les interese a los chicos. En los últimos libros, también intento divertirme escribiendo y eso se nota en la historia.
«En plena crisis, la literatura juvenil fue la única que no cayó en ventas. Y si vas a cualquier feria del libro, los autores juveniles siempre tienen las filas más largas. Es la prueba de que muchos chicos sí leen, aunque es más fácil caer en el tópico y decir que no. Siempre tendemos a menospreciar a los jóvenes. Es una cuestión generacional».
¿Leen los jóvenes españoles de hoy? Leen lo que quieren. Es complicado que una chica o un chico de trece o catorce años se aficione a la lectura con los libros obligatorios que les mandan en clase. En plena crisis, la literatura juvenil fue la única que no cayó en ventas. Y si vas a cualquier feria del libro, los autores juveniles siempre tienen las filas más largas. Es la prueba de que muchos chicos sí leen, aunque es más fácil caer en el tópico y decir que no. Siempre tendemos a menospreciar a los jóvenes. Es una cuestión generacional.
Internet y las redes, ¿qué está pasando? Pues algo que debería de ser bueno, útil y positivo se está convirtiendo en una jungla. Y es una pena. Pero es complicado dar una opinión y reflexionar sobre algo sin que alguien se te tire al cuello y te falte al respeto.
¿En qué temas estás en desacuerdo con lo que opinan, en general, los mayores de los jóvenes de hoy? Los adultos nos olvidamos de que hemos sido jóvenes. Siempre ha sido así. La generación de mayores siempre se queja de las generaciones posteriores. Es lógico. Cualquier tiempo pasado fue mejor, ¿no?
«Internet se está convirtiendo en una jungla. Y es una pena. Pero es complicado dar una opinión y reflexionar sobre algo sin que alguien se te tire al cuello y te falte al respeto».
¿Qué valores y aspectos positivos destacarías de la primera generación nativa digital? Creo que están muy preparados y que han tenido la suerte de nacer en una época en la que las cosas son más fáciles, a pesar de la crisis. No se puede generalizar, claro. Creo que muchos de estos chicos son empáticos, solidarios y luchan por causas que representan la igualdad. Hay de todo, por supuesto, pero me quedo con esos jóvenes que luchan porque sus sueños se hagan realidad, aunque esto suene a película de Disney.
Tus novelas son leídas en todo el mundo, se han hecho películas y tu actividad en las redes sociales es muy grande, ¿cómo debe ser un autor del siglo XXI?
Para mí son importantes las redes sociales y el contacto permanente con los lectores en Internet y en las firmas. Estoy a la misma altura que ellos e intento que vivan mis historias como si fueran suyas. Evidentemente, los tiempos han cambiado.