El actor Alberto Ammann (Córdoba, Argentina, 1978) ganó el Goya por su actuación en la película Celda 211 y ahora triunfa en todo el mundo tras su buen trabajo en la serie Narcos. A pesar de todo, su alma está en los escenarios del Teatro de las culturas, una aventura personal en la que se ha embarcado con su pareja, la actriz Clara Méndez-Leite y un equipo de buenos amigos y profesionales.
¿En qué momento de tu vida estás para pensar en abrir y gestionar un pequeño teatro en un barrio de Madrid?
Este año cumplo 40 años y hay algo de acabar y comenzar etapas. Aquella época en la que hacía puntería, jugándomelo todo, buscando lo que quería, ya pasó, llegó hasta los 35 años y ahora estoy en la etapa de sembrar cosas que me llenen. El teatro y la escuela de teatro es un proyecto familiar en el que estamos rodeados de amigos, todos vinculados de alguna forma con el arte, para conseguir crear en el Teatro de las Cuturas un espacio cultural donde sucedan muchas cosas buenas.
¿Qué va a pasar en tu Teatro de las Culturas?
Como declaración de intenciones es una apuesta por la diversidad y el encuentro cultural. Queremos que sea la casa de autores y autoras, directoras y directores, actrices y actores.
¿Vas a ser gestor y promotor o también piensas subirte a las tablas?
Tengo muchísimas ganas de subirme a un escenario y cuando lo haga será en este teatro. Lo que pasa es que ahora mismo no tengo energía para eso. Mi primera meta personal es tener un día libre a la semana, la segunda es dormir ocho horas al día, y luego ya veremos a qué carro me subo. Ahora quiero mimar a las compañías, conseguir llenar el teatro y que todo comience a rodar.
Repasando tu trayectoria, lo que menos has hecho como actor ha sido trabajar en el teatro, ¿es éste un acto para sacarte alguna espinita?
Nunca he hecho teatro en España, pero en Argentina me formé como actor en el teatro, que era lo que siempre me imaginé que sería, aunque luego la vida, ya ves, me ha puesto más en el cine o la televisión. Es cierto que tengo mucha admiración por los actores y actrices de teatro, por la cosa ceremonial que tiene el teatro. Todo esto me atrapa más que nada y es lo que a mí me movilizó para ser actor.
Cuando la profesión te ha dejado tocar varias veces el cielo y colocándote ahí arriba, ¿se puede entender que esta inciativa es más del corazón que de la cabeza?
Sí, está claro que el Teatro de las Culturas no será mi forma de vida, es más, podría llevarme a la ruina. Pero nunca lo entendería como dinero perdido porque sería por un acto coherente, motivado por una necesidad personal de hacer una contribución personal a algo que creo que debo hacer.
Aunque sin duda el foco de la figura de Alberto Ammann, actor internacional, puede atraer mucho interés hacia este teatro.
Ojalá! Yo pondré todo a favor y confío en que eso pase. Por ejemplo el actor costaricense Leynar Gómez, (Limón en la serie Narcos) ya ha estado aquí con un monólogo sobre la realidad de las cárceles de su país. También estoy tramando alguna cosa con Francisco Denis, con el que también trabajé en Narcos.
«Cuando comenzamos a grabar Narcos no había ningún tipo de previsión de que fuera lo que luego ha sido. Me encuentro con la sorpresa del boom! y he sabido aprovecharlo»
Los dos grandes momentos, o más conocidos en tu carrera que han sido el Goya por tu trabajo en Celda 211 y tu participación en la exitosa serie Narcos, ¿cómo los has vivido?
El Goya fue sorpresivo, todo de golpe y donde aprendí mucho. Lo recuerdo con muchísimo agradecimiento y felicidad.
Lo de Narcos me pilla más maduro y calmado, pero cuando comenzamos a grabar no había ningún tipo de previsión de que fuera lo que luego ha sido. Me encuentro con la sorpresa del boom! y he sabido aprovecharlo.
¿Y en qué situación te coloca? ¿Eres un actor que puedes elegir guiones?
No dejo de hacer pruebas, además me gusta, y lo que sí se ha abierto son puertas de interés internacional. Ahora me llaman agentes de Estados Unidos o medios muy importantes para los que ya he hecho entrevistas que ahora saldrán…
¿Cómo gestionas el ego del actor?
La verdad es que he tenido siempre más críticas buenas que malas y con eso doy de comer al ego.
Eres cordobés (de Argentina) pero ¿te consideras también madrileño?
Sí, he disfrutado de Madrid y ahora con tanto trabajo solo habito los barrios de Malasaña y Lavapiés, yendo y viniendo de casa al trabajo, y me encanta porque están en ebullición, llenos de gente joven y no tan joven, haciendo cosas nuevas e interesantes. Con el poco tiempo que tengo, trato de ir al teatro y echo de menos ver más a los amigos y sentarme una tarde soleada a charlar en una terraza de Madrid.
Teatro de las Culturas. Calle San Cosme y San Damián, 3.